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Las estrategias para reducir la pobreza en un territorio se pueden agrupar entre las que están enfocadas en expandir el acceso a servicios como en educación, salud, servicios públicos y vivienda, entre otros, y aquellos que entregan recursos directamente a las familias pobres, como Familias en Acción, el principal programa del Gobierno Nacional para reducción de pobreza. Sin embargo, a largo plazo, no se puede pensar en una ciudad dedicada a la reducción de la pobreza sin empresas competitivas que generen empleo, y sin entidades territoriales con inversión social dedicada a hacerles la vida más fácil y barata a sus ciudadanos.

Evaluar bien las estrategias antes de implementarlas: aunque no existe un santo grial en términos de reducción de pobreza, hay décadas de experiencia documentada acerca de lo que ha funcionado y lo que no. Varias de las estrategias comúnmente implementadas para reducirla son muy costosas, comparadas con los logros que obtienen.

Los microcréditos son un ejemplo de esto. Está demostrado que estos no han llevado a reducciones de pobreza o aumentos en la calidad de vida: entre los beneficiarios, no ha habido aumentos en el ingreso, ni mayor inversión en la escolaridad de los niños ni tampoco mayor empoderamiento de las mujeres. Esto también aplica para las capacitaciones y los programas de formación para el trabajo, cuya implementación suele ser costosa y sus logros, cuando más, muy discretos. Expandir el acceso a la educación para reducir la pobreza tampoco es una estrategia que ha dado resultados, pues, de hecho, la mayoría de las habilidades para el trabajo se aprenden en el trabajo mismo y una estrategia así deja por fuera a los que ya pasaron por el sistema educativo que es la mayoría de trabajadores. Por tanto, debe existir una adecuada documentación frente la efectividad de las propuestas que se buscarán implementar.

Las alcaldías deben hacer la vida de los ciudadanos más fácil: cualquier peso que los entes territoriales permitan ahorrarle a los ciudadanos es importante para la reducción de la pobreza vía ingreso disponible. Los más pobres dedican una proporción grande de su ingreso para transporte y para el pago de servicios públicos. Consideramos que implementando medidas que generen ahorros en los gastos mensuales en estos rubros, que pueden parecer pocos, acumulados, tendrían un impacto grande y dejarían ese ahorro en el bolsillo de las personas, que son quienes mejor saben en qué gastarlo.

Transporte, una intervención prioritaria: tomemos como ejemplo un hogar donde dos personas ganen el salario mínimo. Si ambos deben hacer transbordos diarios para llegar a su lugar de trabajo, significa que cada uno gasta $140.000 o casi 20% de su ingreso mensual (incluyendo el subsidio de transporte) en pasajes de bus o Transmetro. La eliminación del transbordo con la integración del transporte público significa un ahorro conjunto de aprox. $1.600.000 al año, lo cual equivale al 13% del subsidio a la cuota inicial para el programa Mi Casa Ya, que para este hogar sería de $12 millones. Este ahorro también equivale al 45% de la reducción en las cuotas mensuales por el subsidio que otorga el programa. En cualquier caso, los ingresos de este hogar se incrementan en $133.000 al mes.

Servicios públicos: implementando medidas sencillas en la construcción y dotación de las viviendas VIS y VIP como, por ejemplo, utilizando griferías y baterías sanitarias ahorradoras, se puede reducir el consumo entre 10% y 15%. Otras intervenciones son instalar censores de luz en las áreas comunes y reutilizar aguas grises para descargas sanitarias. Esto, además, tiene el doble propósito de liberar el ingreso disponible de los hogares pobres y disminuir el subsidio por servicios públicos que reciben.

Primera infancia: la inversión en atención a la primera infancia es la que tiene los retornos más altos de todas las inversiones sociales, pues las diferencias en alimentación y estimulación en los primeros cinco años generan desigualdades que después son más difíciles y costosas para corregir. Los programas actuales de atención a la primera infancia de la alcaldía y el ICBF deben continuar.