En la semana del 6 al 12 de julio pasado ocurrió lo que para el vicepresidente del Consejo Nacional Electoral, CNE, Felipe García Echeverri, fue algo 'alarmante'. Para Orlando Higuera, coordinador de la Misión de Observación Electoral, MOE, en la ciudad, algo 'insólito', y para el cuidador callejero de autos en Bocagrande, Germán Barrios, 'una vaina increíble'.
En esos siete días, cuando las autoridades electorales abrieron el proceso de inscripción de cédulas en los distintos puestos de los barrios, se zonificaron 115.00 votantes para los comicios de octubre. La cifra sobrepasó todos los cálculos.
Nada más compararla con los 4.000 que se inscribieron en la Registraduría en un lapso de cuatro meses mostraba la proporción del suceso. Por esta situación el CNE abrió una investigación porque, según el magistrado Higuera, la cifra era alarmante, sobre todo porque se trataba de una ciudad pequeña como Cartagena.
Uno de los puestos de votación que históricamente se ha convertido en objetivo de los políticos para trastear a sus votantes es el del centro comercial de Bocagrande, en la avenida San Martín.
'Todos los años es el mismo cuento', dice el cuidado de carros Germán Barrios. Él presenció la llegada de vehículos con personas de otros barrios como La Esperanza, Torices, El Bosque y Zaragocilla, para inscribir su cédula, sectores alejados de esta zona turística.
A diferencia de otros años, 'no llegaron muchos en buses, sino en camperos', agrega el cuidador de carros.
En efecto, esta vez la estrategia de Bocagrande parece que cambió, no solo en el transporte, sino en otros aspectos.
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Los 'capitanes' de las campañas políticas, encargados de mover a sus rebaños electorales, supieron que el puesto de Bocagrande era el que estaba en la mira de autoridades como de veedurías y organizaciones fiscalizadoras del proceso para detectar el delito de la trashumancia electoral.
Y es que en Bocagrande siempre ha llamado la atención que para las elecciones territoriales, en un sector de estrato 5, aparezcan buses fletados desembarcando gente de la periferia para votar.
El Coordinador de la MOE para Cartagena explica que si bien hubo trasteo en Bocagrande, esta vez se produjo un cambio sustancial en la estrategia por asegurar votaciones para ciertos candidatos.
La trashumancia se dio en otros puestos menos vistos para la opinión pública y los entendidos. La inscripción masiva de cédulas se registró en puestos como el que funciona en la Institución Educativa Nuevo Bosque, en el barrio del mismo nombre. En el fin de semana de zonificación (viernes, sábado y domingo) hubo 2.600 inscritos.
'Increíble, estos 2.600 inscritos son como la mitad del censo electoral de un pueblo pequeño', dijo Higuera, de la MOE.
En tanto, en Bocagrande, los zonificados llegaron a 1.300. Como estaba en el foco de los veedores que luchan por un proceso transparente, el porcentaje bajó, según la MOE.
Los puestos en la periferia con más personas inscritas entre el 6 y el 12 de julio fueron las instituciones educativas Nuevo Bosque, con 4.080 personas; el colegio Camilo Torres, del populoso El Pozón, con 4.093 personas; Foco Rojo, con 3.916 personas; y el colegio Alberto Elías Fernández, en el Bosque, con 900 personas.
Los más favorecidos con esa 'trashumancia interna', asegura la MOE, son los candidatos de las Juntas Administradoras Locales, 'los ediles que al movilizar más personas en sus localidades, aumentarían sus votos'.
Otra tesis del MOE sobre este fenómeno en la inscripción de cédulas, es la aparición de nuevas fuerzas políticas en la ciudad, venidas de otras regiones como Barranquilla y Valledupar.
Las investigaciones de esta organización indican que familias políticas de municipios vecinos están enfrentándose a estructuras viejas de la política local y esto ha generado un 'todos contra todos' que no se había visto antes y que está generando que se valgan de toda clase de estrategias para vencer.