Miguel Uribe Londoño entró a la sala de juntas de EL HERALDO y se sentó en la misma silla que, en el último año, su hijo lo hizo en medio de sus correrías políticas. Sus ojos y oídos buscaron cualquier comentario o anécdota que lo transportara a una imagen en vida. Cuando las encontró no paró de sonreir. Hoy dice que está dispuesto a dar la vida por no dejar morir el legado del senador.
La guerra de este país parece haberse ensañado con usted. ¿Cómo tomó la decisión de continuar con las banderas políticas de su hijo luego de que falleció?
A Miguel lo mataron por sus ideas para silenciarlo. Para impedir que fuera el próximo presidente de Colombia. Yo tenía que tomar una decisión el 13 de agosto cuando estábamos en la catedral ¿Qué iba a decir? Tenía dos caminos:derrotarme, llorar o hacer lo que él me hubiera dicho: “Papá, se tú, se lo que me enseñaste, habla con coherencia, con principios y valores y di lo que tienes que decir”. Y eso fue lo que hice. Y eso cambió la historia. Le dije al presidente Álvaro Uribe que teníamos que unirnos para que esto no volviera a suceder, para sacar adelante lo que Miguel estaba promoviendo y, 5 días más tarde, el presidente (Uribe) nos invitó a que pusiéramos un nombre y la familia decidió que fuera yo porque era lo más cercano a Miguel.
Por eso estoy aquí dentro de un profundo dolor, pero esto se volvió para para mí y para las personas que me rodearon y que me apoyaron un deber moral.
Usted ya vivió la tragedia del asesinato de su exesposa y ahora pasa por un nuevo dolor. ¿Cómo se supera eso?
Aquella herida la cerré con Miguel. Yo funciono con la voluntad de Dios. Y la voluntad para Dios ha sido la muerte de Diana, el secuestro de Diana, la mamá de Miguel, y su posterior asesinato por Pablo Escobar. La formación de Miguel pues transformó ese dolor en una esperanza muy grande y en una felicidad muy grande por lo que él se había convertido. Ese dolor tan grande que no se va a acabar nunca me dio la fuerza para hacer lo que estoy haciendo. ¿Cómo lo transformo?
Cuando oigo hablar de Miguel, cuando veo la situación que estamos viviendo, cuando pienso en los miles de personas que han sufrido la violencia, en las madres que están viviendo con miedo que sus hijos no vuelvan, en el problema que tenemos de narcotráfico, en el problema que tenemos de extorsión, que cómo ya me tocó vivir una vez este problema en 2002 y Colombia pudo salir adelante gracias a la decisión de la seguridad democrática del presidente Álvaro Uribe Vélez. Ahora estoy convencido de que se necesita otra nueva seguridad democrática para volver a poner a Colombia por un rumbo que necesita.
Tengo información que usted ha punteado en los sondeos internos del CD. ¿Es así?
El partido no ha hecho encuesta. Hay sondeos de opinión donde mi nombre ha aparecido adelante. Y ahí vamos, es lo que lo que se palpa. Yo recorro el país, lo que a mí me dicen, lo que veo, lo que me me reúno con la gente, me reúno con los militantes del Centro Democrático y se ve que mi nombre tiene mucho favoritismo para ser el candidato del Centro Democrático.
¿Se siente el gran favorito?
Yo siento que voy a ganar esa encuesta.
¿Qué piensa de Juan Carlos Pinzón y Abelardo De la Espriella? ¿Podría el CD aliarse con ellos?
El plan actual es la encuesta del Centro Democrático, un candidato del Centro Democrático y ese candidato irá a una consulta en marzo con Abelardo De la Espriella, con Juan Carlos Pinzón y ojalá con Vicky Dávila también. (Eso se realizará) con las personas que el presidente Álvaro Uribe decida en esa consulta interpartidista. De ahí saldrá un candidato para la primera vuelta.
Ellos me parecen excelentes personas los dos, maravillosos compañeros, tanto Abelardo como Juan Carlos Pinzón como Vicky. No tengo problemas con nadie, no tengo pasado político, como yo no estaba en eso, no tengo contradicciones con nadie, no tengo peleas. Yo estoy aquí para darle esperanza a Colombia y que este país tenga el rumbo que debe tener por fin para muchos años, no para cuatro, para muchos. Y que no vuelva a pasar lo que nos ha pasado en estos 3 años de caos, de anarquía, de desorden, de promesas incumplidas, de una mala situación económica, del bolsillo de los colombianos que está muy mal y de todos los problemas que estamos viviendo que parece que no tuvieran solución, pero sí la van a tener si vivimos con seguridad y tranquilidad.
¿El presidente Gustavo Petro tiene algún tipo de responsabilidad en el magnicidio de su hijo?
Sí, yo no tengo la menor duda de que Petro es el responsable político de la muerte de Miguel porque él los hostigó. Él escribía trinos como, por ejemplo, Miguel es nieto de un expresidente o de un presidente que tuvo Colombia que torturó 10.000 personas. Ese es un lenguaje violento que puede conducir o que conduce a este tipo de cosas. No estoy diciendo yo que él sea ni mucho menos el autor intelectual de la muerte de Miguel, pero su hostigamiento es el origen del asesinato de Miguel.
Muchos han asegurado que usted ha sido populista con esta tragedia...
Yo soy muy tranquilo para todo ese tipo de cosas. Ese es un ataque menor, porque ese no es un ataque contra las ideas o contra las posiciones políticas. Eso siempre es como una cortina de humo para desviar la la discusión real. Pero no hay ninguno oportunismo . Lo que pasa es que las personas que opinan de esa manera no tienen corazón, no tienen alma.
¿Cómo ha sido el acompañamiento a los hijos de Miguel, en especial a Alejandro, y a su esposa?
Con las hijas de Miguel que son ya mayores tengo unas relaciones maravillosas y con Alejandro yo tengo una gran unión con él.
Él mira al cielo y pregunta por su papá, ¿dónde estás, papá? Y le mandas saludos a su papá. A mí me dice. –Me hicieron un gran daño porque me mataron a mi papá. Él vive muy pendiente del papá.
Hay que acompañarlo y esperar que pase los mismos años que me pasaron a mí con Miguel para poderle explicar quién fue su papá y llevarlo por el camino correcto, porque yo lo que menos quisiera es ver ese niño creciendo con odio y con deseo de venganza, el cual Miguel tampoco tuvo, porque eso sí sería que Alejandro se dedicara a una vida fatal.