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El día empezó temprano, 4:30 a.m. baño de madrugada en el caño El Diamante, un riachuelo que corre cerca del campamento guerrillero donde pasamos la noche.

'Ese caño es la razón por la que este lugar se llama así', me contaría Antonia, una de las encargadas de las comunicaciones del evento horas más tarde.

El baño rápido, frío y placentero fue el despertar perfecto para el primer día de Conferencia. A las 7 a.m. hablaría ‘Timochenko’, el comandante jefe de las Farc, para instalar oficialmente el 'máximo órgano democrático de la guerrilla', como lo definiría en su discurso.

Llegando a la tarima principal encontramos a todos los guerrilleros formados en perfectas líneas frente al escenario y a sus costados. Los del centro eran del Bloque Oriental, el que más miembros tiene viviendo en el campamento, a los costados estaba una mixtura de frentes y bloques, entre delegados e invitados a la conferencia.

Tratando de acercarme a la tarima saludamos a una señora bajita, con cabello castaño claro, y dicharachera. Iba de civil, aunque pertenecía al frente 27 de la guerrilla, no era delegada, pero en su cara se veía una emoción particular, y tenía su celular listo para sacarle la foto al Secretariado, sus admirados líderes.

'Lo que más quiero de todo esto es reunirme con mi familia, a quien no veo desde hace 8 años', me dijo en medio de la conversación. La mujer cuenta que el Ejército localizó a sus familiares como resultado de labores de inteligencia y les ofreció dinero para ayudar a localizar a su frente. 'Nos querían bombardear, así que me tocó romper contacto con los míos', expresó.

Incluso más que su historia, me sorprendió el convencimiento con el que hablaba. Para ella, la guerrilla había sido la salida a un sistema opresor que no le había permitido educarse.

'Aquí he aprendido más que en cualquier escuela y creo que sin necesidad de tener ningún cartón, puedo contribuirle a la educación de otros, especialmente a que conozcan otra historia de Colombia, esa que no se ha contado', afirmó.

En medio de nuestra conversación las palabras 'bienvenidos a la X Conferencia de las Farc', nos interrumpieron. Era el momento del protocolo y de las fotos para la historia.

Los presentadores del evento llamaron al escenario al Estado Mayor Central de las Farc y su Secretariado. Los 32 hombres más duros de la guerrilla, las 32 personas más buscadas del país, aparecieron con camisetas blancas alusivas a la paz, con la leyenda 'paz con justicia social, democracia avanzada', el lema de la X Conferencia.

El disparo rápido y frenético de los fotógrafos y la naturalidad de la escena no dejaba dimensionar la grandeza del momento. Esas fotos serían las primeras imágenes de los miembros del Estado Mayor Central justos en un acto público.

Tanta era la novedad, que los mismos guerrilleros señalaban y se preguntaban el nombre de cada uno de los personajes que estaban sentados en la tarima. Las Farc, me explicarían más tarde, al ser una organización dispersada por todo el territorio nacional, mantiene poco contacto directo entre sus Bloques, cuyos miembros pueden pasar años sin encontrase y en muchos casos, ni siquiera se conocen.

'Para nosotros todo esto también es nuevo', me dijo un miembro del Bloque Oriental al que le hizo gracia mi gorra del Che Guevara, que hacía juego con su camisa estampada con la cara del mismo personaje. 'Me la debería regalar', decía riendo. Cuando eso, estaba recorriendo el lugar con una cámara prestada con la que traté sin éxito de saber los nombres de todos los jefes guerrilleros.

De los 32 integrantes del Estado Mayor los miembros reconocibles fueron: ‘Matías Aldecoa’, ‘Óscar Montero‘, alias Felix, ‘Albeiro Cardona’, ‘Marcos Calarcá’, ‘Erika Montero’, ‘Pacho Chino’, ‘Andrés París’, ‘Jesús Santrich’, ‘Martín Corena’, ‘Rubin Morno‘ y ‘Romaña’.

Por su parte, el Secretariado está integrado por nueve miembros: ‘Timochenko’, ‘Iván Márquez’, ‘Pablo Catatumbo’, ‘Rodrigo Granda’, ‘Pastor Alape’, ‘Carlos Antonio Lozada’, ‘Mauricio Jaramillo’, ‘Joaquín Gómez’ y ‘Bertulfo Álvarez’.

La llegada de los presos

El día transcurrió con calma. La conferencia sesiona en privado y no hay forma de conocer sobre qué se está discutiendo en tiempo real.

A medio día nos entregaron un 'kit de prensa' con algunas imágenes de la sesión y palabras de ‘Romaña’, ‘Andrés París’ y ‘Erika Montero’, todos hablando de la importancia histórica de la conferencia y de la paz que se debe empezar a construir.

A las 5 p.m., con el sol empezando a ponerse sobre el campamento, el bullicio y la algarabía se tomaron el lugar.

'Llegaron los presos políticos', gritaban desde dos camionetas que subían la loma en dirección al lugar donde estaba reunido la delegación guerrillera.

A su paso, los 24 presos a los que el Gobierno les concedió un salvoconducto para asistir a las sesiones de la conferencia, saludaban a sus camaradas, gritaban vivas y repetían a todo pulmón: 'llegaron los presos políticos, llegamos camaradas'.

La escena fue corta pero poderosa y dejó al campamento destilando un júbilo generalizado. Todos reían, aunque no supieran quienes ni cuantos eran los liberados. Al fondo, desde la distancia, se alcanzaba a escuchar tenuemente 'vivan las Farc', mientras los recién llegados y los delegados que estaban en sesión.

Los curiosos no solo eran los periodistas, quienes inútilmente tratábamos de acercarnos lo más posible al lugar y preguntar insistentemente si era posible hablar con alguno de los liberados. A nuestras súplicas solo recibíamos un 'restringido' o un 'es posible pero no en este momento'. A diferencia de Marcos, un campesino del sector que curioso llegó en su moto hasta el Diamante, a él le dijeron: 'no hermano, si ni siquiera nos dejan acercarnos que somos de las Farc'.

Alerta Kamarada, la paz ya viene

Esa noche terminó con música, gracias al prometido evento cultural. Después de una escueta rueda de prensa con ‘Mauricio Jaramillo’, Alerta Kamarada se tomó la tarima con su reggae revolucionario haciendo que guerrilleros, civiles y periodistas por igual, levantaran su puño para arriba con esmero, porque la vida va primero.

Lo sé, a mí también me sorprende este final.