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La depresión, de acuerdo con los estudios científicos, es una enfermedad psiquiátrica que tiende a volverse crónica, y evoluciona por episodios.
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La carrera para combatir la depresión

En el mundo hay por lo menos 300 millones de personas afectadas por la enfermedad. En Colombia la estadística es del 4,7% de la población. Académicos analizan estrategias de tratamiento

“Tengo un mensaje para todos aquellos que están considerando al suicidio como una solución para un problema temporario. Por favor, pidan ayuda”, fue el mensaje que, en medio del llanto, transmitió la actriz estadounidense Rose McGowan tras enterarse de la muerte de su gran amigo, el reconocido chef Anthony Bourdain, quien se quitó la vida aparentemente como consecuencia de la profunda depresión que padecía.

En realidad, la depresión es una enfermedad con una incidencia mayor y más intensa de lo que se podría pensar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que afecta a 300 millones de personas en el mundo y, según datos de 2017, afecta al 4,7% de la población colombiana.

La OMS la considera producto de interacciones entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Y señala que “circunstancias vitales adversas” como el desempleo, un luto o traumatismos psicológicos, pueden generarla. Pero también advierte de su relación con la salud física, pues algunas enfermedades como las cardiovasculares pueden producirla y viceversa.

Para el psiquiatra Fredy Sánchez, coordinador de la Especialización en Psiquiatría de la Universidad Simón Bolívar, su diagnóstico y tratamiento eficaz debe verse como una carrera en la que, cuanto antes se inicie la terapéutica correcta, existirán mayores probabilidades de recuperación del paciente.

En el VII Encuentro de Neurociencias, realizado este año en México, el académico disertó sobre las ventajas del Mindfulness o Atención Plena en el tratamiento de esta patología. Este método corresponde al conjunto de concepciones y prácticas orientadas al fortalecimiento de la atención al momento presente; surge de la meditación budista tradicional, pero es llevada a un contexto occidental desprovisto de orientación religiosa y dirigida al ámbito de la salud.

Este trabajo lo inició en los años 70 un grupo de profesionales de distintas disciplinas en Massachussetts, liderados por Jon Kabatt-Zinn, y ha sido objeto de detalladas y minuciosas investigaciones neurocientíficas que han avalado sus fundamentos, y su carácter científico. Inicialmente se empleó en el desarrollo de los programas llamados: Reducción del Estrés Basados en Atención Plena (REBAP), y se enfocó en pacientes de diversas patologías como dolor crónico, etc., además de extenderse su uso en personas sanas de diversas características: ejecutivos, estudiantes de pre y postgrado, etc.

En los 90, a partir de los trabajos de tres terapeutas cognitivo-conductuales: Segal, Teasdale y Williams, se combinó la práctica del Mindfulness con las técnicas convencionales de este tipo de terapia mostrando resultados sorprendentes no solo en el alivio de los síntomas durante la fase aguda del tratamiento de los pacientes con depresión sino también como una herramienta sumamente eficaz para la prevención de las recaídas en estos pacientes.

Sánchez aclara que no se trata de “técnicas alternativas” sino de conseguir un enfoque integrativo u holístico en el tratamiento de esta enfermedad, como se ha venido haciendo en otras especialidades médicas. Por ejemplo: a un paciente hipertenso o diabético además de la medicación específica para su trastorno el especialista le hace recomendaciones acerca de la dieta, la actividad física, el sueño, etc., como elementos que complementan los aspectos farmacológicos.

La llamada Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness (TCBM) ha mostrado resultados alentadores en cuanto a la prevención de nuevos episodios depresivos en los pacientes, de acuerdo con el psiquiatra, quien además menciona que, asociado a esto este modelo de psicoterapia con una duración determinada de ocho semanas, se provee a los pacientes de herramientas que le facilitan una mejor comprensión de sus síntomas, “habilidades para detener patrones patológicos de pensamientos que operan como ‘bucles’ de repetición infinita exacerbando los síntomas y perturbando la capacidad para operar de manera consciente y mejorando la sensación de control por parte del paciente que ya no se siente “inerme ante lo inevitable del trastorno”.

La educación a pacientes y familiares acerca de la enfermedad, sus síntomas, su evolución y la importancia del tratamiento y control tiene gran influencia en los resultados.

Puede agravarse

La depresión es una enfermedad psiquiátrica que evoluciona por episodios con una tendencia a la cronicidad que se agrava con cada uno de estos, y se estima que después de un primer episodio depresivo las posibilidades de esos pacientes de sufrir un segundo episodio se elevan entre un 50 y 70%, comparados con una persona sana.

Después de un segundo episodio estas posibilidades se elevan hasta alcanzar un 85% y, finalmente, después de un tercer episodio sintomático la tendencia es de 95% de sufrir episodios posteriores, esto se asocia a un fenómeno llamado “kindling” que pudiéramos describir de manera coloquial “como si el cerebro con cada episodio aprendiera a funcionar en modo depresión”, de acuerdo a lo explicado por el coordinador de la especialización médica.

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