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El 'huracán de la parapolítica' que se engendró a comienzos del 2000 parece estar quieto en esta contienda electoral en Tierralta, donde el ambiente esta vez, aseguran habitantes como el campesino Juan Marzola, está calmado 'gracias a Dios'.

Este municipio del alto Sinú, a 100 kilómetros de Montería, fue marcado por el constreñimiento que no dejó tejas, bloques, bolsas de cemento o puestos públicos, sino la advertencia de vivir o morir, cuando las Autodefensas definían quién iba a ser el alcalde del pueblo.

'No hemos sentido presión esta vez, nada de nada, cada quien vota por quien quiera', revela muy breve Marzola, de sombrero de cuero y zapatos percudidos por el barro amarillo de su región.

La alcaldía de Tierralta se la disputan esta vez siete candidatos que son: Mauricio Otero, de Opción Ciudadana; Ronal Corcho, de la U; Daniel Montero, Partido Conservador; Darío Mendoza, de Cambio Radical; José Luis Ruiz, del Partido Verde; Toño Madera, de la UP, Joconi Vanega, del Centro Democrático y Adalberto Rueda, del Polo.

El ambiente parece ser otro esta vez. Si algún aspirante está utilizando la misma estrategia que en otrora sentó a mandatarios en el Palacio de la esquina del parque, por lo menos lo está haciendo con sigilo y excesiva 'prudencia'. Para muchos allí, las órdenes que desde el monte enviaban las AUC, se convertían en decisiones administrativas que no tenían vuelta de hoja.

A comienzos del 2000 Mancuso exigía en plazas públicas, rodeado de hombres armados, que votaran por los candidatos que las Autodefensas querían que rigieran los destinos de la localidad e impedía que otros aspirantes presentaran sus nombres, recuerda el veterano Cristóbal Rosso, al vaivén de una hamaca de pita en su casa del barrio 20 de Julio.

'Él (Mancuso) decía: 'Ustedes no pueden aspirar y punto'. Por eso Tierralta estuvo sometido íntegramente al poder del paramilitarismo, de esa empresa criminal. A nosotros nos prohibían pegar afiches de los candidatos predilectos en las casas, constreñían con amenazas, pero en el momento de la privacidad en el cubículo, la gente votó por quien quiso', explica.

Insiste Rosso en que ese episodio ya no se repite en Tierralta, por lo menos desde los dos últimos periodos.

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Sector del centro de Tierralta.

'Tengo que decir que estamos respirando un poco de tranquilidad. No hay presión por parte de la guerrilla y menos por los grupos de derecha, de hecho hay candidatos de todos los partidos, existe una verdadera democracia que esperamos no se enturbie más tarde', indica Rosso, quien durante dos décadas fue concejal del liberalismo y ahora, 23 años después de su retiro, aspira de nuevo por la misma colectividad.

El coordinador de la Misión de Observación Electoral, MOE, en Córdoba, José Galeano, corrobora que, pese al antecedente del constreñimiento 'paraco', esta vez no existe reporte similar, por lo menos que se conozca hasta ahora.

'No tenemos reporte de ese estilo, lo que hemos conversado es que la cosa está calmada, tampoco hemos recibido quejas en www.pilasconelvoto.com, esa situación no la tenemos. Parece que el panorama esta vez es distinto', indicó Galeano.

'El Grandazo'. El relato de la hamaca, del veterano Cristóbal Rosso, está 'escrito' en la reciente historia político-paramilitar de Tierralta, precisamente por la reunión que tuvieron Salvatore Mancuso y varios líderes de la localidad, aspirantes a ocupar el primer cargo del municipio y a la que se le denominó 'El Granadazo', porque fue realizada en la vereda Nueva Granada. Allí, el 20 de marzo de 2000, Mancuso habría definido los periodos en los que cada cual aspiraría a la Alcaldía.

Habrían asistido Sigilfredo Senior, alcalde 2001-2003, médico apodado 'El chichi'; le siguieron en el mandato Humberto Santos Negrete y Aníbal Ortiz, tal como se habría acordado en la reunión. Sin embargo, Ortiz, en su defensa siempre ha mantenido que eso fue mentira y que asistió a una reunión bajo amenazas de muerte.

En julio de 2009 hombres armados asesinaron al entonces concejal de Tierralta, Marcos Fidel Suárez Moreno, de 35 años, quien pertenecía al Partido Liberal. El crimen ocurrió en la vereda Santa Marta, en inmediaciones de la zona de ubicación que delimitó el Gobierno para los diálogos de paz con las Autodefensas. En ese entonces se dijo que el político también había hecho parte del 'Granadazo'.

Senior y Negrete fueron capturados por 'parapolítica', incluso pagaron penas. Sobre el último, quien gobernó 2004 - 2007, se supo que en una audiencia de versión libre fue mencionado por el excomandante 'para', casualmente como uno de los dirigentes que asistió a la reunión del 'Granadazo'.

El alcalde asesinado. En enero de 2007, casi después de su desmovilización, Mancuso confesó en una versión libre en Medellín que por orden de las AUC, fue asesinado el exalcalde de Tierralta Héctor Acosta, en hechos ocurridos el 20 de marzo de 2001. También fue asesinada la esposa del exmandatario Leticia Monterrosa. Ambos se movilizaban en una motocicleta en inmediaciones del barrio 19 de marzo de ese mismo municipio.

Acosta había sido alcalde entre 1998 y 2000 y según lo que reveló Mancuso en ese entonces, ordenó matarlo porque aparentemente había desfalcado al municipio para favorecer a la guerrilla.