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Un ladrón de origen chino que robó un iPhone envió por correo postal la tarjeta SIM del dispositivo a su dueño, junto con 11 hojas en las que había alrededor de 1.000 nombres con sus respectivos números de teléfono.

Zou Bin, propietario del celular, envió varios mensajes a su número convencido de que el ladrón había hurtado el aparato mientras compartían un taxi; en ellos lo amenazaba diciéndole que si revisaba el iPhone iba a encontrar personas relacionadas con bandas delincuenciales del sector, lo cual no le convenía. Zou Bin trabaja en el sector de los bares, que en China tiene fama de mantener relaciones con las bandas criminales.

Siguió enviando más mensajes de texto pidiéndole que enviara el teléfono a una dirección, pero su sorpresa fue mayúscula cuando recibió el manuscrito con sus contactos.