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Rodrigo Lara Restrepo iba a cumplir nueve años cuando su padre, el entonces ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, fue asesinado por sicarios del capo del narcotráfico Pablo Escobar Gaviria, el 30 de abril de 1984.

Después del magnicidio, del que hoy se conmemoran 30 años, salió con su familia del país. Razones de seguridad lo obligaron a refugiarse fuera de Colombia y pese a la oposición de sus más allegados en que se vinculara a la política como su padre, el hoy abogado de la Universidad Javeriana con estudios de especialización en Francia, acaba de ser elegido Representante a la Cámara.

Tres décadas del crimen execrable de Lara Bonilla, su familia sigue clamando justicia.

En entrevista concedida a EL HERALDO, pidió a la Fiscalía General que retome el caso y le dé un giro a la investigación para que se conozca la verdad, 'aunque sea 30 años después', como él mismo asegura.

'La familia le pide al ente investigador y a los jueces de la República que investiguen y juzguen a los responsables del crimen de Rodrigo Lara Bonilla. No pedimos nada distinto a que la justicia haga su trabajo y retome la investigación que empezó el Juez Juan Manuel Castro Gil, en 1984, cuando fue asesinado cobardemente'.

Lara Bonilla, quien denunció la penetración de los narcotraficantes en la política y los deportes del país fue asesinado por un sicario que le disparó cuando se dirigía a su residencia en el norte de Bogotá.

Después de 30 años –asegura su hijo- no ha pasado absolutamente nada, fueron condenados dos autores materiales en la década de los 80 y desde ese tiempo la investigación no ha avanzado.

Hace dos años, un fiscal de Derechos Humanos declaró el crimen como de lesa humanidad, por lo que la investigación no prescribirá, pero aún sigue sin resolverse.

Al preguntarle a Lara Restrepo por qué piensa que aún no se ha hecho justicia con la muerte de su padre responde: 'No sé si es por falta de voluntad o porque el proceso es muy complejo, que amenaza con pisar callos de personas que han logrado mantenerse en la absoluta impunidad en estos últimos 30 años'.

Agregó que 'muchos integrantes del cartel de Medellín, tanto del ala criminal como del ala política en estos 30 años, gracias a que el Cartel de Medellín en la década de los 80 se dedicaron a amedrentar a la justicia, a asesinar testigos, a asesinar al juez y esto llevó a que muchos decidieran no hurgar este asunto tan complejo'.

Lara Restrepo dice que espera y tiene fe en que la justicia colombiana tomará cartas en este asunto. 'En últimas, se trata de un ministro asesinado por razones de su cargo. ¿Qué puede esperar un colombiano común y corriente de la justicia si a un ministro de la Justicia le niegan justicia? '.

Aunque tiene recuerdos de mucha tristeza, dice que también le queda el recuerdo de un hombre que hoy es un símbolo de una sociedad, de un país que no se doblegó, que no se dejó intimidar, que combatió a quienes pretendían con el dinero del crimen doblegar al Estado y convertir a Colombia en una narcodemocracia, como lo pretendió el cartel de Medellín y sus aliados políticos de la década de los 80's.

Sostiene que no se conocen los autores materiales de este hecho aún. 'Tengo elementos que quisiera aportar al proceso y estoy esperando reunirme con la cúpula de la Fiscalía para hacerle llegar esta información de estas pruebas que me parecen son delicadas'.

Considera que este proceso debe tener una asignación especial por la complejidad, por el tiempo que ha transcurrido y por el significado.

HOMENAJE. El ministerio de Justicia conmemoró ayer el trigésimo aniversario de la muerte de Rodrigo Lara Bonilla, y en el acto el ministro de Justicia, Alfonso Gómez Méndez, lanzó una pregunta: '¿Para qué han servido tantas muertes?' Al citar el crimen de Lara, de Guillermo Cano, de Luis Carlos Galán, de Enrique Low Murtra. Y agregó que si hoy estuviera 'Lara acompañándonos estaría enarbolando la bandera de la paz', dijo.

'El destino de Colombia no puede ser el destino de la violencia. No podemos olvidar lo que pasó, tenemos derecho a conocer toda la verdad. Podemos perdonar pero no olvidar, pero debemos pensar que este país se merece una mejor suerte y que no se puede permitir que se continúe segando la vida de sus mejores hijos', agregó.

Explicó que el sentido de este homenaje responde a la necesidad de recordarle a las generaciones de hoy que no pueden olvidar la historia 'y no pueden olvidar a quienes han derramado su sangre defendiendo sus convicciones', expresó.