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'Qué dolor tiene una madre cuando el día ha de llegar. Que Dios lo saque de la pena y lo lleve a descansar. Levántate cuerpo santo, retírate cuerpo en paz'.

Un círculo construido a base de flores, frutas inciensos, piedras, palabras y demás elementos es el inicio de un doloroso -pero necesario- ritual de sanación. Génesis Gutiérrez sabe que los actos simbólicos que profesa el pueblo palenquero llevan a reencontrarse con las espiritualidades de la tierra y, más aún, con las almas de los que ya no están.

La mujer, alta y de facciones gruesas, lleva en su cabeza un turbante de trenzas que se asemejan a una corona. Va vestida con un traje blanco y está parada en el centro del círculo, en cuyo espacio también está un tambor.

'Este es un centro de poder y hoy estamos acá para llamar a todas las espiritualidades de nuestros ancestros para que nos guíen, protejan y cuiden. Este es un altar que presenta la fertilidad, la paz y la sanación', dice Gutiérrez, al tiempo que rocía unas gotas de esencias dentro del círculo.