El sobrevuelo de un helicóptero policial los acompaña en su incertidumbre. Casi tres centenares de migrantes venezolanos se resguardan del frío de Bogotá en el campamento improvisado que desde hace meses llaman hogar y del que están próximos a ser desalojados.
Se acostaron con la noticia de que la Alcaldía de Bogotá los sacaría la madrugada de este viernes del predio aledaño a la terminal de transporte que ocupan desde hace cuatro meses y que es mayoritariamente de propiedad pública.
'Muchos acá se hacen la pregunta (de) si nos van a mantener como en una celda o vamos a seguir como aquí, en el libre espacio', dice a la AFP Alessandro Marra, uno de los líderes del asentamiento informal en el que viven 285 venezolanos.
Como este hombre de ascendencia italiana, muchos temen que las autoridades persigan a quienes no tienen documentos tras huir con lo justo de la agrietada Venezuela, en la que además de alimentos y medicina, escasea el papel para imprimir pasaportes.


