El presidente brasileño, Michel Temer, defendió ayer su gestión al encabezar varios actos de gobierno, sin mencionar el juicio que a partir del martes podría costarle el cargo, ni su guerra velada con la Fiscalía ante su investigación por corrupción.
En un acto con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, Temer enfatizó que Brasil 'salió' de su recesión histórica en el primer trimestre de 2017 gracias a las reformas promercado que impulsó desde que asumió el poder tras la destitución de Dilma Rousseff.
'Este gobierno consiguió hacer muchas cosas en sólo un año', remarcó el mandatario, escudado por importantes figuras políticas como el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, el jefe del Gobierno, Eliseu Padilha, o el canciller, Aloysio Nunes.
Pero esa buscada sensación de normalidad y de avance de la agenda gubernamental por parte de Temer podría ser apenas la calma que antecede a la tormenta.
De hecho, mientras el presidente encabezaba en la tarde una reunión de seguridad pública, sus abogados recibieron un interrogatorio con 84 preguntas que forman parte de la investigación abierta en su contra en el Supremo Tribunal Federal (STF).
Acusado por la fiscalía general de corrupción, organización criminal y obstrucción a la justicia, el presidente deberá responder por escrito a estas preguntas en un plazo de 24 horas, que vencen poco antes del inicio del juicio en el Tribunal Superior Electoral (TSE).
Aunque tiene derecho a guardar silencio, este era uno de los temores de la defensa de Temer.