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Un nuevo terremoto de magnitud 6,2 sacudió este miércoles la península rusa de Kamchatka, según informaron los sismólogos de la Academia de Ciencias de Rusia. Su epicentro se situó a una profundidad de 69 kilómetros y a casi 200 kilómetros al este de la capital de Kamchatka.

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El primer seísmo, que provocó alerta de tsunamis en muchos países bañados por el océano Pacífico, fue el más potente en esa región del Lejano Oriente ruso bañada por el Océano Pacífico desde 1952, según informó el Servicio Geofísico Unificado ruso en su canal de Telegram.

Sin embargo, este terremoto ocasionó un tsunami en esta localidad de Rusia, donde se registraron olas de 3-4 metros de altura en las costas del sureste de la península, de acuerdo a los servicios de emergencia de ese país.

Este sismo sería el más potente en esa región del Pacífico desde 1952 y el octavo de mayor magnitud registrado en todo el mundo. No obstante, no ha provocado el catastrófico tsunami que muchos temían.

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Ante esta alerta, millones de personas fueron evacuadas por temor a los devastadores tsunamis del 26 de diciembre de 2004 en el océano Índico y de Japón en 2011, ambos desencadenados por terremotos de magnitud similar, pero el fenómeno no ha causado hasta el momento graves daños, es decir, ha sido un tsunami menos severo.

¿A qué se debe que el tsunami no ocasionara muertes?

El movimiento repentino de un terremoto hace que se desplace el agua que se encuentra sobre las placas tectónicas, y ese movimiento puede viajar hacia la costa en forma de tsunami.

Un tsunami en mar abierto puede movilizarse a más de 800 km/h, aproximadamente la misma velocidad de un avión comercial, por ello la distancia entre las olas es muy larga y su altura se reduce. Muy rara vez superan un metro.

Al acercarse a aguas poco profundas cerca de la costa, el tsunami se desacelera o se frena de cierta manera, normalmente toma una velocidad entre 30 y 50 km/h.

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Asimismo, la distancia entre las olas se acorta y su altura aumenta, lo que genera en algunos casos una especie de muro de agua al llegar a tierra.

Este ‘muro’ hace que el impacto del tsunami al llegar a tierra no sea tan devastador, es decir, un terremoto muy fuerte no ocasiona necesariamente que el tsunami resultante sea alto o que penetre con profundidad la tierra.

Este fue el caso del tsunami en Rusia, y por ello se cree que no hubo ninguna persona fallecida, o daños mayores a los que se creían.

“La altura de la ola también está influida por la forma del fondo marino cerca de la costa y por la geografía del terreno donde impacta”, explica la profesora Lisa McNeill, experta en tectónica de la Universidad de Southampton.

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De igual manera, McNeill señaló que “estos factores, junto con la densidad de población en la zona costera, determinan cuán grave es el impacto”, refiriéndose a los tsunamis.

La profesora añadió que: “si el sismo se produjo a una profundidad 20 kilómetros mayor a la que se cree, “eso habría reducido considerablemente la magnitud de las olas del tsunami”.