Son las seis de la tarde y en la bahía de Santa Marta el sol empieza a ocultarse y en el malecón Rodrigo de Bastidas, turistas y nativos observan el romántico espectáculo del ocaso. El paisaje es oportuno para una foto con fondo de mar y arrebol.
A solo tres cuadras, en el Callejón del Correo, corazón del Centro Histórico, las farolas se encienden para darle la bienvenida a la noche. Las mesas de madera de los restaurantes ubicados en este zaguán colonial se visten de colores tropicales, mientras un agradable olor a verdura, mariscos y fruta fresca invaden el ambiente.
La vida nocturna está a punto de comenzar en la que es considerada la 'auténtica Santa Marta' y allí, en este corredor adoquinado y peatonal que une el Parque de Los Novios con el Parque Bolívar, entre las calles 15 y 17, se observa el desfile de extranjeros.
Alemanes, españoles, franceses, italianos, estadounidenses; chinos, argentinos, brasileros, mexicanos, peruanos y demás, se dan cita para degustar de una exquisita copa de vino y una deliciosa comida gourmet, en medio de balcones y paredes rústicas que le dan un toque de nostalgia y evocación.
Una mezcla intercultural que refrenda que Santa Marta posee la ‘magia de tenerlo todo’. 'Es la torre de Babel de la gastronomía', comentó Álvaro Fernández, presidente de Anato.
Variedad del menú
En este histórico callejón hay un universo gourmet de fusiones que recogen lo mejor de la cocina internacional y local. 'Es un tour gastronómico por los sabores del mar, la tierra y el cielo', anotó el guía turístico Javier Zagarra.
Aquí la variedad de las cartas refrendan la frase: 'Comida ‘para todos los gustos'. Es una especie de laboratorio culinario en donde se hacen realidades los sueños gastronómicos de los turistas y nativos.
La combinación de exóticas preparaciones, dan como resultado destacados platos. De ahí que no es difícil degustar un espagueti a la boloñesa, unos raviolis rellenos, una carne a la chateaubriand, una milhojas de berenjena, un bifet de chorizo, un filete mignon, un pollo al escabeche, una paella o sencillamente un plato de ‘cayeye’ (guineo cocido pachanga’o).
'Era lo que siempre queríamos encontrar en Santa Marta', dijo Alessandro Di Maggio, un italiano que suele recorrer américa y quien en tres ocasiones ha visitado la ‘Perla de América’. Para la francesa Celine Briand, 'este espacio significa la unión de las razas'.