En las últimas semanas, gran parte de los operativos de la Policía Metropolitana de Barranquilla y la Policía del Atlántico, han estado enfocados en una ofensiva contra el delito de la extorsión, cuyo accionar ha sembrado temor en los distintos comerciantes y emprendedores del Departamento.
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De acuerdo con la misma institución armada, son más de 8.000 millones los que dejaron de entrar de manera mensual a las arcas de estas estructuras criminales, las cuales al parecer nunca encuentran un punto de satisfacción. Por ello, dicha estadística no es ni sombra de los ingresos cotidianos que alcanzan a reunir gracias a las intimidaciones contra la comunidad.
Fueron exactamente 21 los presuntos extorsionistas los que, en un compás menor al de los cinco días, fueron puestos a disposición de la Fiscalía General de la Nación. Entre esos mismos operativos, seis reclusos más fueron notificados sobre nuevos delitos en su contra y, en su mayoría, estarían vinculados con la estructura de ‘los Costeños’.
Todo el material probatorio recolectado por las Seccionales de Inteligencia, Investigación Criminal, el Gaula Élite Metropolitano y la Unidad de Intervención Policial permitió que las autoridades identificaran estrategias puntuales que las bandas estarían utilizando para desviar la atención de los uniformados y extender su dominio delictivo en el Atlántico y hasta fuera de la jurisdicción.
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Una de ellas es la suplantación de identidad a la hora de exigir las cuotas extorsivas, siendo muestra de ello la aprehensión de una mujer reconocida como alias Karen, quien —trabajando para los intereses de ‘Castor’— tenía la función de diseñar e imprimir panfletos amenazantes con logotipos alusivos al ELN y/o disidencias de las Farc que luego fueron repartidos en las empresas de transporte público.
Así llegó el ataque armado contra José Luis Chaves Ardila, un conductor de la empresa Cooasoatlan que el pasado 5 de septiembre fue asesinado mientras iniciaba uno de sus viajes, a no muchos metros del lugar en el que se encuentra la flota de la compañía.
En las grabaciones de una de las cámaras de seguridad del vehículo se puede apreciar cuando al mismo se sube Víctor Gutiérrez Crespo, alias El Soldadito, de 24 años, sicario que pagó su pasaje haciéndose pasar como un cliente normal y, luego de reírse irónicamente de la víctima, le propinó varios impactos de bala. Su rápida identificación se dio gracias a que no resguardó sus rasgos faciales.
En esa línea, hubo todo un plan detallado para sacar adelante este crimen. Por ejemplo, alias Yayo —presunto mando medio de la estructura— estaba al mando de la supervisión de los movimientos de ‘Soldadito’ para asegurarse de que se cometiera el asesinato.
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La Policía había confirmado que la incursión sicarial fue organizada por Carlos Antonio Peláez Ortiz, alias Tilín, quien actualmente se encuentra violando una medida privativa de la libertad con el beneficio de detención domiciliaria. Otro de sus designios fue que ‘Pupileta’ transportara el arma de fuego antes y después del hecho delictivo.
Fronteras
El flagelo de la extorsión es el mismo, pero con distintos actores a lo largo del territorio nacional. Por lo menos, así lo confirmó el general Herbert Benavidez, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, en una entrevista con EL HERALDO.
El alto mando aseguró que, lastimosamente, este es un fenómeno que viene en crecimiento debido a la reunión de cabecillas criminales que se presenta en los diferentes centros penitenciarios. Momentos propicios para realizar alianzas, intercambiar piezas (sicarios o vendedores de estupefacientes) y, en este caso específico, pulir el negocio de la extorsión, como si de una cultura empresarial se tratase.
“Realmente esto no es nuevo. Hemos visto cómo a lo largo de la historia los integrantes de las estructuras, cuando están detenidos, empiezan a generar cierto tipo de fraternidad y alianzas. Esos son espacios que propician entre comillas un tipo de asesorías con el fin de lograr sus cometidos”, dijo inicialmente.
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“En el tema de la extorsión puede que haya algunas acciones que para una banda criminal se consideren como efectivas, entonces entran en un proceso de comparación con las que utilizan otros grupos para ver mejorar su actuar. Es un tema desafortunado, pero es la realidad”, agregó.
EL HERALDO conoció recientemente que, precisamente, miembros de la estructura delincuencial de ‘los Costeños’ estarían “asesorando” a algunos grupos armados en el interior del país en su proceso extorsivo, por ejemplo a la estructura criminal La Inmaculada, en el Valle del Cauca. Esto no solo dentro de las penitenciarías, sino mientras intentan escapar del radar de las autoridades policiales en el Caribe.
“Lo que podría decir es que alias Castor en estos momentos está concentrado en consolidar una hegemonía criminal en el área metropolitana de Barranquilla. Algo que justifica el incremento de homicidios, dado a su disputa especialmente contra Digno Palomino, cabecilla de ‘los Pepes’”, apuntó Benavidez.
El “modelo” que actualmente se utiliza para extorsionar a las personas en la costa atlántica inició bajo la inspiración del accionar de otras localidades de Colombia, trayendo ideas como la de disparar contra las fachadas de negocios y casas, provenientes del centro y sur del territorio nacional. Amenazas que se han perfeccionado con el tiempo.
El comandante de la Policía Metropolitana declaró que los jóvenes actualmente son los más propensos a estar involucrados en este fenómeno extorsivo y algunas razones van encaminadas a la obtención de dinero rápido.
“Desafortunadamente estas personas se valen del temor que se puede generar a través de estas acciones intimidatorias. Hemos encontrado jóvenes que lo ven como una forma de adquirir recursos rápidamente, muchas veces ni siquiera hacen parte de las organizaciones criminales, se hacen pasar por ellas”, explicó el alto mando.
“Todo hace parte de un fenómeno de tipo social que estamos identificando en el que los jóvenes por su afán de tener recursos de manera pronta, pues acceden a hacer acciones criminales como la extorsión para que se les facilite obtenerlo”, finalizó.
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En Barranquilla y su área metropolitana, según la misma Policía, se registró una reducción del 10 % en la denuncias por casos de extorsión. Cifra que va de la mano en el aumento de capturas (17 %) por este tipo con relación al año anterior (fueron 43 más para un total de 298).
Semanas peligrosas
La Corporación Excelencia en la Justicia (CEJ) reveló en su quinta versión del Reloj de la Criminalidad que hubo un aumento del 13 % en los casos de extorsión del primer semestre del año en comparación con los registrados en el mismo periodo de 2023, siendo de lunes a viernes los días con mayor regularidad de episodios.
Los casos tuvieron lugar mayormente en la primera hora del día (12:00 a.m. a 12:59 a.m.) y la franja entre las 3:00 de la madrugada y las 4:00 a. m. Puntualmente fueron 5.972 extorsiones reportadas en esos seis primeros meses, lo que equivale a 33 casos diarios y casi un suceso cada 44 minutos.
La mayoría de las víctimas fueron hombres y los principales medios empleados fueron la llamada telefónica (43.5%), la extorsión directa (24.1%), las redes sociales (15.6%) y la carta extorsiva (5.2%).
El coronel Elver Vicente Alfonso Sanabria, director del grupo Gaula de la Policía Nacional, sostuvo recientemente que el 53 % de las extorsiones se están realizando desde los centros de reclusión en el país.
En Barranquilla, puntualmente, el 93 % de los detenidos por este delito fueron cobijados con medidas de aseguramiento.