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En Montería, Sincelejo y en Barranquilla las autoridades se alinean para iniciar una investigación en torno un hecho que se dio a conocer en la noche del pasado martes 29 de octubre, cuando se halló en el corregimiento de El Cerrito, a 15 minutos de la capital cordobesa, una camioneta Toyota Prado TXL, de placas NTD-576 de Bogotá, completamente incinerada y en su interior cuatro cadáveres calcinados y amarrados.

El miércoles, luego de que se descubriera la escena y peritos forenses llegaran a inspeccionarla, el comandante encargado de la Policía Metropolitana de Montería, coronel Gimi Ernesto Palacios Narváez, confirmó que inicialmente se había establecido con la placa el nombre del propietario de la camioneta y luego habló sobre un posible recorrido que hizo el vehículo por varias fincas del municipio de San Carlos, hasta llegar al kilómetro 3, donde habría sido desviada hacia un potrero.

“Es una vía terciaria, el vehículo lo desplaza hacia un potrero y ahí es donde se encuentra”, comunicó el uniformado.

En ese sentido hay que detallar que la zona donde ocurrieron los hechos es de influencia de la subestructura  Javier Yepes Cantero, perteneciente al Clan del Golfo.

El mismo miércoles, autoridades de Montería realizaron un Consejo de Seguridad con la presencia del alcalde Hugo Kerguelén, así como representantes de la Policía y la Fiscalía.

En la reunión se ventiló que la Policía Metropolitana de Montería había desplegado un equipo de investigación especial, recolectando elementos materiales probatorios para tratar de esclarecer las circunstancias de tiempo, modo y lugar de los mismos que ocurrieron en las goteras de la ciudad de Montería.

Además, la institución armada comunicó que vecinos del sector donde se halló la camioneta informaron sobre una gran explosión y luego vieron en la distancia las llamas, por lo que policías y bomberos llegaron al sitio y procedieron a controlar la conflagración y fue así como detectaron los cadáveres.

La identificación

Este jueves 31 de octubre se estableció que los cuerpos hallados en territorio cordobés habían sido trasladados hasta la sede del Instituto de Medicina Legal en la ciudad de Sincelejo, en donde aparentemente se inició el trabajo de identificación.

En ese sentido, por la mañana, empezaron a llegar a la sede de la dependencia ciudadanos que dijeron ser posibles familiares de esas cuatro víctimas.

Uno de ellos fue un hombre que dijo que su padre podría ser una de las víctimas, por lo que fue sometido a unas pruebas de ADN para la respectiva identificación.

El ciudadano llegó en una camioneta de alta gama, pero no aceptó dialogar con EL HERALDO.

Trascendió que en este proceso de identificación de los cuatro cadáveres calcinados junto a la camioneta Toyota TXL, de placas NTD-576 de Bogotá, también participa un antropólogo que arribó a la regional Sucre procedente de Antioquia.

Este procedimiento de plena identificación podría tardarse una semana, según lo que pudo conocer este medio.

Zozobra en Barranquilla

Mientras en la sabana tratan de identificar cuerpos, establecer móviles y encontrar a los posibles responsables, en la ciudad de Barranquilla la familia de Yoneth Enrique Polo Collazos, un joven de 24 años referenciado hoy como desaparecido y vinculado a una compañía de seguridad, temen que este sea de una de las cuatro víctimas halladas la noche del martes 29 de octubre en el corregimiento El Cerrito, a unos 15 minutos de la ciudad de Montería.

Una allegada de Polo Collazos, quien accedió a hablar con EL HERALDO, confirmó que este salió ese mismo martes hacia las 4:00 de la mañana desde Barranquilla, en misión de trabajo para la ciudad de Montería, pero no dijo con quiénes iba y si ocupaba la misma camioneta incinerada.

Según la mujer, la familia solo presume que entre los cuerpos hallados en Montería podría estar el de Yoneth porque desde el mediodía del martes este no volvió a comunicarse con su pareja.

“La última comunicación que hubo con él fue el martes a la 1 de la tarde. Él no le dijo (esposa) estamos en peligro, ni nada. Solo se movilizaba con su jefe, un famaceútico, no se sabemos quiénes eran los acompañantes. Él tiene un año trabajando con ellos (empresa de vigilancia)”, relató la allegada, en relación a lo sucedido el martes.

A esa información agregó que Yoneth indicó vía telefónica que retornaría en la madrugada del miércoles, para probablemente llegar a Barranquilla en horas de la tarde. Sin embargo eso no sucedió.

Por otro lado, la allegada aclaró que “hasta que Medicina Legal no nos pase un reporte, no queremos dar nada por sentado. Su esposa (de Yoneth) ahora mismo está en Medicina Legal (Barranquilla), haciendo la vuelta para continuar con lo de la identidad de los cuerpos hallados en Montería”.

Sobre la empresa de vigilancia a cual pertenece Yoneth Polo la mujer señaló que el mismo miércoles, a eso de las 10:00 de la mañana, llamaron a la esposa del escolta “a pedir información si sabíamos dónde estaban ellos”. Luego, de acuerdo con el relato, le habrían manifestado a la compañera del desaparecido que “hasta que no se confirme, no hay nada que hacer”.

Esa posición de la empresa de vigilancia fue distinta a la entregada, en horas de la tarde del miércoles, en la sede de la misma a un reportero de EL HERALDO.

En el lugar, un hombre que manifestó ser miembro de la seguridad de la compañía ubicada en el barrio Betania, en cercanía de la sede de la Sijín de la Policía Metropolitana de Barranquilla, negó a este medio que un funcionario estuviera extraviado y, por el contrario, pidió apoyo a un cuadrante de la institución armada al creer que personas trataban de ingresar a la fuerza a la compañía.

El periodista, con su identificación en la mano, fue entonces requisado por los uniformados y amenazado por el escolta de la firma. “Si se mueve le disparo”, dijo el escolta a los agentes, en relación al reportero que llegó al sitio.

Voceros de la Policía Metropolitana de Barranquilla como de la Seccional Atlántico de la Fiscalía, al cierre de la jornada, reiteraron que el caso de los desaparecidos que salieron el martes desde esta ciudad hacia Montería “está en investigación”.