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La reciente implementación de las pistolas eléctricas o Taser en la Policía Nacional ha despertado dudas entre la ciudadanía, sobre los efectos que podría causar una potente descarga de corriente en el organismo. Sigue vivo el recuerdo del joven barranquillero Israel Hernández Llach, que murió en 2013 en Miami-Beach, Florida, por cuenta de uno de estos artefactos en medio de un procedimiento policial.

Con escasos ocho días en uso, al menos en la capital del país, estas armas no-letales, como las llaman las autoridades, están en manos de los policías del cuadrante, es decir aquellos uniformados que tienen la misión de custodiar los barrios y estar más cerca de la comunidad.

Las pistolas eléctricas que llegan a Colombia son de tipo X2, armas que tienen el aval del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. 107 países en el mundo las usan y entre sus características tienen que consiguen un alcance de 7,62 metros de quien la dispara hasta su objetivo. (Así es la Taser X2)

Posee capacidad para dos disparos de dardos atados a un conductor y expulsan descargas eléctricas de 50.000 a 400 voltios cuando hacen contacto con el cuerpo, entre 2 a 5 segundos. Esto, según los expertos, solo sirve para reducir a una persona.

Colombia ya las manejaba desde 2009 (el Escuadrón Móvil Antidisturbios, Esmad, las usaba en algunas zonas y en ciertas operaciones) y lo nuevo, de acuerdo con la institución armada, es que el Taser fue aprobado para el uso de patrulleros, pero solo los que pasen por una detallada capacitación.

La dirección de la Policía Nacional, en cabeza del mayor general Rodolfo Palomino, asegura que estos aparatos hacen parte de un plan piloto y fue considerado para evitar el uso de las armas de fuego, que sería la última alternativa frente a un caso que requiera fuerza policial.

El general José Vicente Segura, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, plantea al igual que la Dirección Nacional que estas armas fueron diseñadas para emitir un choque eléctrico que el cuerpo resiste y 'lo que hace es inmovilizar para uno no tener que utilizar el arma de fuego'.

Sin embargo reconoce que para emplear un Taser debe haber unos protocolos de actuación, pues el abuso podría llevar 'a lo que sucedió en Miami', haciendo referencia a la muerte del barranquillero Israel Hernández Llach, ocurrida precisamente en agosto del año anterior.

Al tiempo agrega que quienes están en contra o cuestionan el uso de las pistolas eléctricas son los grupos de derechos humanos internacionales al considerar que disparar un sistema que expulsa chorros de energía es una forma de torturar.

Sobre si el uso de estas armas está contemplado para las unidades policiales Metropolitanas de la Costa Caribe, en específico las ciudades capitales: Barranquilla, Cartagena y Santa Marta, el general responde que 'por ahora no ha sido examinado por la dirección, pero si hay que hacerlo tocaría capacitarnos'.

Opiniones científicas

El neurocirujano Juan Carlos Luque, jefe del área de neurocirugía del Hospital Militar de Bogotá, al igual que general Segura, opina que si los Taser son usados de manera indiscriminada, 'a un no adecuado control', pueden llegar a ser perjudiciales.

Expresa que las actividades letales con respecto al uso de estas armas son muy pocas y que una persona no queda con secuelas si es impactado con los choques eléctricos, eso sí en oportunidades distintas.

'Estas armas tienen unos márgenes de seguridad y no hay registros de personas que queden con secuelas. El uso del Taser no tiene efectos acumulativos en el cuerpo… no se va a generar un efecto sumativo en el cuerpo', reitera.

Contraria a la intervención del neurocirujano, el reconocido cardiólogo barranquillero, Rodolfo Vega Llama, considera que el uso de estas arma no-letales sí tiene un alto riesgo en un porcentaje de la población, argumentando que en 'distintos escenarios puede ser peligroso hasta llevar a la muerte'.

Su primer ejemplo fue el de una persona que tenga un marcapaso. Para él, un choque eléctrico de un Taser puede generar una disfunción, lo que tendría graves consecuencias.

Luego menciona que 'las personas que tengan problemas renales con altos porcentajes de potasio o las personas que tengan alto volumen de sodio en el cuerpo, el uso de esta arma puede ocasionarle otro tipo de efecto porque ambos elementos son conductores eléctricos. De igual forma a una persona que esté mojada va a haber alto riesgo. En fin, en distintos escenarios va a haber problemas serios'.

En Barranquilla, en un sondeo a través de la página web de elheraldo.co, en el que la pregunta fue: ¿Está de acuerdo con el uso de ‘pistolas eléctricas' por parte de la Policía Nacional?, hubo un total de 1.345 votos de cibernautas, dándole 652 personas el sí a la pregunta (48%), mientras que en el no fueron 693 votantes (52%). A simple vista pareciera que existen opiniones divididas frente al tema.

'Para defensa personal'

Los dispositivos que emiten descargas eléctricas son comercializados en territorio nacional bajo el concepto de 'artículos de defensa personal'. Las autoridades colombianas no restringen el uso de estos equipos también llamados ‘Tábanos’ y conseguirlos en el mercado resulta ser fácil.

En negocios especializados en venta de armas de uso deportivo y accesorios militares uno de estos aparatos puede llegar a costar entre 50 y 100 mil pesos. Algunos vienen equipados con linterna tipo led y un láser, lo que los hace llamativos para las personas. Pese a estas condiciones, la ciudadanía aún ve estos artículos como peligrosos.