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Ankara. Una oleada de atentados sacudió ayer a Turquía de un extremo a otro, desde la occidental ciudad de Estambul hasta las regiones más surorientales, ataques cometidos por diferentes grupos armados y que han causado nueve muertos y decenas de heridos.

La violenta jornada comenzó con un atentado suicida contra una comisaría de policía en Sultanbeyli, un suburbio de Estambul, en el que murió el atacante.

Diez personas, entre ellas tres policías, resultaron heridas al explotar el coche bomba incrustado contra el cuartel.

Varias horas más tarde, los agentes que vigilaban el lugar fueron atacados por un francotirador, y un artificiero de la policía turca murió a causa de los disparos.

A continuación, las fuerzas de seguridad lanzaron un operativo, apoyado por helicópteros, para encontrar a los responsables, y los dos supuestos atacantes murieron, uno abatido y el otro al explotar en sus manos una bomba que quería arrojar contra la policía.

No está claro quién está detrás de este primer atentado del día, aunque las autoridades han acusado al ilegal Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), mientras que la prensa no descarta que sea el grupo yihadista Estado Islámico.