La actriz y escritora británica Georgie Henley es recordada por millones de amantes del cine por su personaje de Lucy Pevensie en la franquicia de Las Crónicas de Narnia. En la primera entrega, es la más pequeña de los hermanos Pevensie quien descubre a través de un armario un mundo de fantasía, que fue creado en la literatura por Clive Staples Lewis.
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Aunque hoy Georgie Henley tiene 28 años, cuando grabó las películas de Las Crónicas de Narnia tenía tan solo 10. Con su extraordinaria interpretación logró cautivar a los fanáticos de las novelas de Lewis y conquistar a quienes conocieron la historia por el cine.
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Con este papel dio su salto a la fama mundial y ganó el Premio de la Sociedad de Críticos de Cine de Phoenix a la mejor actriz joven principal o de reparto por su papel en 'Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero (The Chronicles of Narnia: The Lion, the Witch and the Wardrobe)', estrenada en 2005.
Aunque su carrera profesional se consolidó y comenzó a disfrutar del reconocimiento en la industria y de la admiración del público, en su vida personal sufrió un duro episodio de salud que por poco cobra su vida, según ella misma contó en 2022 a través de sus redes sociales.
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Cuando la actriz tenía 18 años y estudiaba en la universidad fue diagnosticada con fascitis necrotizante, una infección bacteriana grave que destruye el tejido debajo de la piel.
'Es una infección rara y dolorosa que casi me cobra la vida y causó estragos en todo mi cuerpo. Para evitar la amputación de mi mano y brazo izquierdo me sometieron a una agotadora cirugía invasiva y luego a una extensa cirugía reconstructiva que resultó en una serie de injertos de piel y cicatrices', relató Henley en su cuenta de Instagram, en la que publicó una fotografía que muestra las marcas en su cuerpo.
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Aseguró que le costó mucho tiempo sanar tanto física como emocionalmente ese episodio y que para trabajar ante las cámaras debía usar vendas o coberturas, maquillaje en el set y en el escenario, mangas largas o pantalones con bolsillos para ocultar sus manos.
'La industria de la que formo parte a menudo se centra en una idea muy estrecha de lo que se considera “perfección” estética, y me preocupaba que mis cicatrices me impidieran conseguir trabajo. La verdad es que no existe la “perfección”, pero todavía he vivido con la vergüenza de sentirme diferente, exacerbada por las expectativas que surgieron al comenzar mi carrera a una edad temprana', escribió.
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Después de años del diagnóstico, comprendió que sus cicatrices no son algo de lo que deba avergonzarse, sino 'un mapa del dolor que ha soportado mi cuerpo y, lo más importante, un recordatorio de mi supervivencia. No afectan mi capacidad como actor y estoy orgulloso de ser una persona que tiene cicatrices visibles en esta industria'.
Sus seguidores le expresaron su apoyo y solidaridad en los comentarios de la publicación, mientras que la actriz se comprometió a seguir hablando sobre sus experiencias.