En un mundo cada vez más erotizado y violento por la imparable fuerza de las redes, entre otras tantas vías de comunicación, es el abuso sexual el delito que ocupa el primer lugar en un funesto top de agresiones contra la mujer.
Un déficit en educación con énfasis en el respeto de género, que debe comenzar desde los párvulos, arroja por estos tiempos los resultados de esa carencia, representada en homicidios, lesiones personales, violencia intrafamiliar y abuso sexual, un doloroso pan de cada día que destruye vidas y hogares.
Estos nefastos comportamientos fueron expuestos en un debate convocado en el Concejo de Barranquilla, que en buen momento convocó al Observatorio de Seguridad Ciudadana, el cual presentó una radiografía de las actuaciones que llevan al feminicidio, con base en las cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal.
¡Ni una más!, no debe ser simplemente un lema contra el flagelo del abuso sexual en el cual la mujer siempre es el sujeto pasivo. El conversatorio realizado para analizar las causas de los fenómenos de este tipo de violencia buscó sensibilizar a los concejales frente al tema y dejó clara la necesidad de establecer fuertes políticas de protección a la mujer.
Ya se ha dicho hasta la saciedad, mediante campañas que parecen ineficaces, el impacto que produce la violencia de género en una comunidad, sobre todo cuando las víctimas son menores de edad, como está ocurriendo por estos lares. Y son ellas, las adolescentes y niñas, quienes por su condición resultan doblemente victimizadas.
Como las cifras son el termómetro con el cual se mide el comportamiento de una sociedad, las conocidas recientemente dejan ver la urgencia de una política eficaz, porque las estrategias planteadas no han dado resultados certeros.
De acuerdo con los reportes de las autoridades, en 31 días del 2020 se contabilizan tres feminicidios en Barranquilla y su área metropolitana, un dato alarmante, porque de seguir en esa línea y proyectarlo a diciembre podríamos enfrentar más de 40 hechos de este tipo.
Por eso el Distrito debe pensar –y pronto– en una Secretaría de la Mujer, como la del Departamento del Atlántico, que tan buenos resultados preventivos produjo en el cuatrienio anterior. Todo mediante una política de proyección, que según los expertos debe ser superior a 10 años de articulación.
Entre las fórmulas expuestas está la creación de un consejo consultivo para lograr mecanismos eficientes con músculo financiero que sirva para preservar la vida e integridad de las mujeres.