Uno de los proyectos más ambiciosos de nuestra región es el Tren Regional, proyecto ferroviario del cual se viene hablando desde hace por lo menos una década, cuyo objetivo es conectar a los tres departamentos más importantes del Caribe.
Por supuesto, una megaobra de tal envergadura implica costos proporcionales a sus alcances. En su momento, la Universidad del Norte realizó un cálculo que tasó en 2.7 billones de pesos el costo total del tren. De esta cifra, deben salir un poco más de 6 mil millones de pesos para un estudio que deberá determinar, entre tres, cuál es la mejor alternativa, para comenzar los primeros trabajos de ingeniería.
En un acuerdo suscrito entre los departamentos de Atlántico, Magdalena y Bolívar, los mandatarios salientes se comprometieron a dividir en tres partes el costo de dicho estudio. No obstante, existen preocupaciones, expresadas por el senador José David Name, quien indicó que estos estudios están actualmente desfinanciados por cuenta, al parecer, del incumplimiento de la fracción correspondiente al Magdalena.
Como es natural, el Órgano Colegiado de Administración y Decisión Regional (OCAD), que es el señalado para recibir, administrar y ejecutar los recursos destinados a esta etapa del proyecto, está maniatado hasta tanto no se destrabe el asunto de los dos mil millones faltantes.
Las dimensiones de un proyecto de esta naturaleza necesitan, no solo de recursos –locales, nacionales e internacionales–, sino también de imaginación y sentido de la solidaridad. En ese sentido, las administraciones de Atlántico y Bolívar se comprometieron a solucionar este vacío presupuestal, cubriendo la parte que el Magdalena no aportará. Con esta acción, cuyas alternativas de ejecución se presentarán en la próxima reunión de la OCAD a finales de enero, los involucrados pretenden demostrar que es seria su pretensión de convertir en realidad una de las más importantes obras de la historia de nuestra región.
En efecto, es preciso que las nuevas administraciones, los dolientes del proyecto en el Congreso de la República, la empresa privada y la ciudadanía en general, cuenten con la voluntad política suficiente para ir concretando todas y cada una de las etapas de un proyecto clave en el desarrollo del Caribe por cuanto no solo acercará a millones de personas de las principales ciudades de la Costa, sino que facilitará el transporte intermodal entre los puertos de Barranquilla, Santa Marta y Cartagena con el resto del país y viceversa.
La ciudadanía estará atenta a los avances que se vayan presentando en los últimos meses, ya que nuestra región no se puede dar el lujo, como tantas otras veces en el pasado, condenando al olvido – por negligencia o por temor – a los grandes sueños, que son los únicos que nos pueden llevar o conducir hacia los grandes lugares.