El 2020 significó para cientos de empresas colombianas una pesadilla por cuenta de la pandemia de la covid-19, que tiró por la borda todos los esfuerzos por generar empleo, ingresos y crecimiento económico.

Una clara muestra de ello se recoge en el Atlas de Insolvencia presentado esta semana por la Superintendencia de Sociedades, que da cuenta de 1.292 solicitudes recibidas el año pasado para acogerse a procesos de reorganización y liquidación. 109 de estas peticiones se radicaron en las regionales de la Costa ubicadas en Barranquilla, que agrupa a Atlántico, Magdalena, Cesar y La Guajira; y Cartagena, que hace lo propio con Bolívar, Córdoba, Sucre y San Andrés y Providencia.

Además, el informe advierte que del universo de solicitudes presentadas ante la entidad para trámites de insolvencia en 2020 el 46,54% optó por usar los mecanismos creados especialmente para conjurar la crisis causada por la covid-19 (Reorganización Abreviada, Negociación de Emergencia de Acuerdos de Reorganización – NEAR – y Liquidación Simplificada).

Esta es solo una mirada de los graves efectos que la pandemia le causó al tejido empresarial del país y puntualmente de la región Caribe. Detrás de estos números están las historias de empresarios que buscaron un salvavidas para reorganizar sus negocios en procura de preservarlos al igual que los empleos que generan. ¡Ojalá lo logren!

Otros definitivamente tiraron la toalla. 290 empresas solicitaron su liquidación. Una lamentable, pero seguramente necesaria decisión para quienes la tomaron.

No se puede negar que el Gobierno ha hecho esfuerzos para intentar mitigar el impacto del confinamiento y de las medidas restrictivas que dejaron sin oxígeno a empresarios y colombianos del común. Pero ahora, justo cuando arrancó en Colombia el Plan Nacional de Vacunación, es cuando se requiere un mayor esfuerzo gubernamental en procura de ofrecer alternativas y herramientas adicionales para que la anhelada reactivación económica del país pise a fondo el acelerador.

Ahora que la esperanza se aviva por el comienzo de la inmunización y por la disminución sostenida de contagios y muertes por el virus, no es posible escatimar fuerzas para estimular el empleo, el consumo y la inversión.

Es un premio que merecen las empresas supervivientes de esta cruel pandemia, que cayeron pero lucharon para ponerse en pie, para seguir adelante y confiando, contra todo pronóstico, que la mala hora pasará.

El recién aprobado Conpes “Nuevo Compromiso por el Futuro de Colombia” plantea inversiones por $135 billones. El gran reto, en medio del arranque de la campaña presidencial para 2022, es que estos dineros prioricen los grandes proyectos que definitivamente empujarán el crecimiento económico del país y así mismo que se amplíen los programas sociales y de apoyo a las poblaciones más vulnerables y al empresariado que apostó todo para sobrevivir.