Editorial

El Editorial | A retomar el impulso en la vacunación

Se acerca la temporada de mayor interacción social del año y aún la meta de vacunación fijada por el Ministerio de Salud parece bastante lejana. La situación epidemiológica en Barranquilla y Atlántico es favorable, pero no es momento de bajar la guardia ni descuidar la vacunación.

La vacunación sigue demostrando ser la herramienta más efectiva para disminuir la hospitalización y muerte por covid-19 en la población mayor de 60 años, a nivel nacional. Un nuevo análisis del Ministerio de Salud confirma cómo la inmunización con enfoque de riesgo ha evitado miles de decesos, en especial durante el último pico.

Indudablemente, es el efecto esperado de la inoculación masiva que en Colombia registra un comportamiento bastante desigual en las entidades territoriales, lo que demanda nuevas estrategias y esfuerzos adicionales para acelerar el proceso, en particular la aplicación de segundas dosis o las de refuerzo, si se quieren conseguir las metas previstas para mediados de noviembre.

Siendo realistas, la vacunación no ha retomado el ritmo de su mejor momento. El propósito de inmunizar a 300 mil personas diarias no se volvió a alcanzar de manera regular, amenazando el objetivo general de lograr inmunidad colectiva al término de 2021.

Revisando las cifras, si se tomara como base la inoculación del 70 % de la población priorizada del país, 35,7 millones de personas, el avance es hoy del 80,3 % en primeras dosis y 55,9 % en esquemas completos. En el caso de inmunizar a la totalidad de los habitantes de la nación, 51 millones, el porcentaje de primeras dosis es del 56,2 %, mientras que en esquemas completos, es de 39,1 %. En total, se han administrado 45 millones de dosis y se han recibido 59,8 millones.

Queda, en efecto, mucho trabajo por delante, sobre todo porque según proyecciones del propio ministerio la variante delta –predominante ya en San Andrés– se empezará a mover desde la región Caribe hacia el interior, cada vez con más fuerza, hasta convertirse en el linaje de mayor relevancia en el país, a más tardar en diciembre.

El futuro inmediato demanda una reflexión crítica y ante todo mucho cuidado. El panorama de fin de año e inicio de 2022 resulta desafiante si se tiene en cuenta la súper contagiosa delta circulando, los no vacunados por decisión propia –pese a que en la actualidad están disponibles biológicos de todas las farmacéuticas– y la elevada interacción social debido a encuentros familiares y actividades con amigos durante las próximas semanas.

Bajo estas condiciones es razonable estimar que el impacto de delta dependerá del número de personas vacunadas. Lo estamos viendo en Barranquilla y Medellín, que suman hoy el 40 % de los fallecidos diarios por el virus, entre otras razones por la presencia de la variante, pero en ambos casos sus porcentajes de vacunación superan el 70 %, lo que permite reducir la afectación. 

¿Dónde está en la actualidad el principal cuello de botella? Entre las personas de 12 a 29 años, un grupo poblacional con menor percepción de riesgo. Menos de la mitad se ha acercado a inmunizarse. Vale la pena recordar, citando el análisis del ministerio, que jóvenes no vacunados tuvieron una “altísima incidencia” –durante el tercer pico– en el contagio de mayores inmunizados, con esquema completo, que en algunos casos fallecieron. Una situación totalmente prevenible que debe considerarse ahora que se acerca Halloween, los puentes de noviembre y las fiestas de Navidad y Año Nuevo.

Preocupan también los índices de inmunización tan bajos en la población migrante, apenas 10,7 % del total de priorizados –128.564 personas– y en las mujeres gestantes, 133 mil con primeras dosis de las 500 mil estimadas en el territorio nacional. Por no hablar de los mayores de 70 años que aún están en mora de recibir su dosis de refuerzo.

La ‘Vacunatón’ en Soledad y próximamente en Malambo, dos municipios claramente rezagados en Atlántico, que articuló acciones del sector público y privado, para acelerar la administración de dosis, en este caso únicas, es una estrategia necesaria.

Cerrar las brechas de inmunización entre los diferentes grupos etarios debe incentivar la adopción de medidas focalizadas, como estas jornadas masivas o la solicitud de carné de vacunación para eventos. Con el virus, la evidencia nos ha enseñado que se hace imprescindible ir un paso adelante para evitar sorpresas.

Si bien es cierto que la tasa de positividad todavía es reducida, la alerta frente al virus –que no es otra cosa que el riguroso autocuidado individual y colectivo– debe mantenerse porque la pandemia aún no está controlada. Ni en Barranquilla, Colombia o el resto del mundo. Algo que ninguno de nosotros debería olvidar, porque en el trasfondo de la larga batalla contra la covid-19 salvar vidas sigue siendo la prioridad. 

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