El Editorial | Fortalecer la seguridad
Definir políticas públicas de seguridad que respondan a la reconfiguración de la delincuencia común y los grupos organizados ilegales será útil en el propósito de reducir los índices de criminalidad en Barranquilla y su área metropolitana.
Una extensa hoja de vida, en la que destacan 230 felicitaciones especiales y 58 condecoraciones, precede al nuevo comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, brigadier general Diego Hernán Rosero Giraldo, de origen caldense, y quien asume el cargo luego de su paso por la Dirección de Protección y Servicios Especiales, la Dirección Antisecuestro y Antiextorsión, el grupo de Carabineros y la comandancia de la Región de Policía No. 1, con jurisdicción en Cundinamarca, Boyacá, Tunja, Amazonas y San Andrés, entre otros.
Rosero, con más de 30 años en la institución, fue comandante del departamento de policía del Cesar en 2015, cuando aún era coronel, por tanto conoce el sentir de los habitantes del Caribe colombiano y las particularidades de esta Región. Al frente de la seguridad de este departamento, el oficial redujo la tasa de homicidios de 24,03 a 18,76 por cada 100 mil habitantes.
Este debe ser, sin duda, uno de los mayores retos del recién llegado general Rosero, tras el incremento en un 7% de los homicidios registrados en Barranquilla durante 2020: 295 frente a 276, en 2019, de acuerdo con Medicina Legal. Esta cifra representa una tasa cercana a 22 muertes por cada 100 mil habitantes, aún por debajo del promedio nacional de 23,33, considerado el más bajo de los últimos 46 años, resultado del confinamiento por la emergencia sanitaria del coronavirus cuando estaba limitado el derecho de circulación de la mayor parte de la población.
En la ciudad, los homicidios disminuyeron en las localidades de Riomar, Norte - Centro Histórico y Suroriente, pero el aumento en el balance final lo jalonaron incrementos importantes de crímenes en Suroccidente y Metropolitana. En el resto del área metropolitana, Soledad, Malambo, Puerto Colombia y Galapa, se cometieron 201 asesinatos, 11 más que los ocurridos en 2019. Otro delito que tampoco cedió en Barranquilla fue el de la extorsión, 121 casos, un dato que no varió con respecto a 2019.
En cuanto a los hurtos comunes, todos cayeron. En Barranquilla, por ejemplo, hubo 3.824 casos menos de robos a residencias, comercios y personas: 10.066, en 2020, frente a 13.890, en 2019. Sin embargo, de ellos, 8.223 fueron hurtos a ciudadanos, una situación que es absolutamente inaceptable porque impacta directamente la tranquilidad y el bienestar de las familias.
Los robos de vehículos, carros y motos, en toda el área metropolitana, también bajaron, excepto el de bicicletas –el medio de transporte más utilizado por los ciudadanos en el confinamiento–, que aumentó un 57% en Barranquilla y se triplicó en los municipios, poniendo en grave riesgo la integridad física de quienes se desplazan en ellas. Se requieren estrategias puntuales de seguridad para los biciusuarios, de lo contrario esta iniciativa de movilidad sostenible corre el riesgo de decaer.
Establecer un diagnóstico correcto de los problemas de inseguridad y criminalidad de Barranquilla y su área metropolitana, mediante labores de inteligencia y focalizando cada hecho, siempre será muy útil a la hora de definir las políticas correctivas orientadas a garantizar seguridad, una de las peticiones más recurrentes de los ciudadanos, cansados del abuso de la delincuencia común, actividades ilegales de los grupos de crimen organizado, y especialmente de la impunidad que rodea a muchos de estos hechos ilícitos, lo que desestimula la denuncia oportuna.
La reacomodación de estructuras al margen de la ley en permanente disputa por el control territorial de los negocios asociados al narcotráfico y la llegada de exjefes paramilitares que cumplieron condenas en Estados Unidos son factores a tener en cuenta en Barranquilla y su área metropolitana, donde hay que seguir apuntándole a la reducción de los delitos de impacto, homicidios, robos a ciudadanos, extorsiones y asaltos a comercios, que inciden directamente sobre la seguridad pública instrumentalizando a los niños y jóvenes de los sectores más vulnerables. Bienvenido general Rosero, su experiencia lo acredita, confiamos en sus prontos resultados.
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