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Estamos a horas, y contando, para que se suelten los caballos en cada esquina de La Arenosa. Barranquillero arrebatao que se respete está decididamente listo, justo ahora, para gozarse los días más esperados del Carnaval que lo arrastrarán a una travesía de emociones indescriptibles en la que es posible convertirse en marimonda, garabato o cumbiambero, solo con cambiarse la máscara o el sombrero.

No hace falta ser un entendido en estos apasionantes temas de la tradición o un purista del folclor para terminar subido en el carrusel de experiencias, ciertamente fantásticas, que se precian de prodigar, tanto a propios como a extraños –aunque aquí nadie lo es– los desfiles, festivales, convites o zaperocos carnavaleros que, desde este sábado de Batalla de Flores hasta el próximo martes del entierro de Joselito, ofrece la programación de las fiestas. Tanto la oficial como la de los distintos operadores o, todavía mejor, la que la gente cambambera, amante del bordillo, el picó y el sancocho en totuma montan en sus casas o cuadras, en las cinco localidades de la ciudad, transformadas por obra y gracia del rey Momo, hijo del sueño y de la noche, en poderosos recintos dedicados al goce, el jolgorio, el baile y la diversión, donde casi todo está permitido y, eso sí, todo por hacer.

Hasta que el cuerpo aguante. Sin redención alguna. Clave meterse de lleno en el detalle de los eventos para seleccionar las opciones más ajustadas a gustos o preferencias, en especial si se trata de turistas (500 mil se esperan), a los que conviene darles un curso rápido del significado literal y figurado de lo que es el perrateo. Que quede claro que si el bolsillo no resiste el trote de tanto deleite por aquello de la abundancia de escasez, siempre existirá la posibilidad de acudir a aquellas actividades que son, como tanto gustan, de entrada libre.

Soberbio eufemismo cuando el bailador, situación bastante frecuente en estos días de infatigable rumba, empieza a verse con una mano adelante y otra atrás. Aunque, siendo honestos, esos eventos, en la gran mayoría de las ocasiones, suelen ser los más apetecidos, mejor valorados y gratamente recordados por el profundo sentimiento popular que entrañan. Reivindicar lo sencillo, y en este caso, el costumbrismo, identidad y expresiones culturales de la región Caribe, como un acelerador de emociones no solo es lo más bello, sino placentero. Solo en el caso de Carnaval S.A.S., su agenda comandada por la reina Natalia De Castro, el rey Momo Sebastián Guzmán y los reyes infantiles, Tahiana Rentería y Diego Chelia, abarca 28 eventos masivos, 8 desfiles y 95 celebraciones populares, en las que pidieron pista 876 grupos folclóricos y disfraces, 182 grupos infantiles y 34 reinas populares. Los más representativos están a punto de levantar el telón: esta noche con la coronación de los soberanos y mañana con la Batalla de Flores y el Desfile del Rey Momo.

Entre medias, el desafiante Baila la Calle, en el par vial de la carrera 50, solo para conocedores de la pachanga bordillera con la brisa en el rostro. Sin cabida para el aburrimiento, los ávidos de otras opciones las podrán encontrar de manera simultánea en el Carnaval de la 44, con su Batalla de Flores del Recuerdo ‘Sonia Osorio’, la Gran Parada ‘Carlos Franco’ y la Conquista del Carnaval. Infinidad de planes, idéntico sentimiento. Porque en Barranquilla la fiesta es una sola, en este relajo de danzas, disfraces, tradición, memoria y pertenencia, a lo largo del río grande de la Magdalena, sentimos que somos capaces de tocar el cielo con los dedos. Con entusiasmo desbordante nos sumergimos, desde hoy, en este sin igual bembé que nos libera de los convencionalismos sociales, reconcilia con el espíritu verbenero que habita en nosotros y transforma lo gris en una explosión de colores y fantasía. La historia del Carnaval es también la historia de EL HERALDO. C

ompartimos ADN. Juntos hemos vivido, contado y disfrutado momentos únicos en Paseo Bolívar (antes Camellón Abello), Olaya Herrera, 20 de Julio, Vía 40, calle 17, Plaza de la Paz, Barrio Abajo, casetas, salones burreros… En nuestros 90 años, nos sentimos felices de seguir siendo los cronistas del seductor sortilegio del Carnaval, de sus vivencias y de sus míticos personajes. Por eso, con orgullo currambero, proclamamos con nuestra gente: ¡Agárrate barranquillero, que se viene la rumba de tu Carnaval!