Barranquilla, donde la curva epidémica por el virus está en descenso desde hace semanas, es una de las 8 capitales colombianas en las que el Instituto Nacional de Salud adelanta un completo estudio de seroprevalencia de Covid-19. Este proyecto de investigación busca comprender cómo se ha comportado el virus en el país, cuál es el porcentaje de la población infectada y qué tanta inmunidad logró desarrollar en las personas que superaron la enfermedad, identificando los anticuerpos generados en sus organismos.
A partir de mañana y durante 10 días, una muestra de 1.400 voluntarios se someterá a pruebas de sangre e hisopado nasofaríngeo para medir el real impacto del virus en Barranquilla e intentar conocer, con precisión, cómo las personas estuvieron expuestas a él y si produjeron una respuesta inmunitaria, tanto si fueron asintomáticos o presentaron síntomas leves, moderados o graves.
Los resultados del estudio, que en las próximas semanas se trasladará a Medellín, Bogotá, Cúcuta, Cali, Bucaramanga y Villavicencio, luego de su primera parada en Leticia, serán definitivos para adoptar futuras determinaciones sobre el virus que continúa circulando en todo el territorio nacional, expandiéndose a regiones donde no había alcanzado mayor incidencia, y en las que personas con enfermedades de base quedarían expuestas a su letalidad.
Nadie debe olvidar que la Covid-19 ha matado ya a más de un millón de seres humanos en todo el planeta desde principios de 2020, aunque la revista The Economist calcula que los decesos globales superarían los 2 millones por el exceso de muertes no contabilizadas de manera oficial.
Cuesta creer que tantos meses de confinamientos y restricciones nos hayan dejado tan pocas enseñanzas. Demasiados inconscientes siguen subestimando el alcance del virus, asumiendo que no mata porque la mayoría de los casos son asintomáticos. Caminamos sobre una cuerda floja en la que al menor descuido, el precio a pagar será muy elevado. ¿Qué tal tener que afrontar un nuevo encierro como el que hoy vive Madrid y 10 de sus municipios vecinos, en España, por una segunda ola?
Ver a decenas de personas escapando, como si fueran delincuentes, de un billar en el barrio San Felipe, tras el arribo de la Policía y la Patrulla Covid, porque estaban violando las medidas del Distrito, revela que su principal preocupación no es el contagio, sino la multa que les puedan imponer. Ciudadanos que demuestran un infinito desprecio por el bienestar propio y el de sus seres queridos, por no hablar del riesgo al que exponen a sus compañeros de trabajo o a los ciudadanos con los que, a diario, comparten transporte.
Sin tapabocas, en un espacio cerrado y repleto de personas, ¿cuál es la garantía de no infectarse? Resistirse a creer que el virus continúa entre nosotros no sólo es inútil, sino nocivo y contraproducente. Por cansancio, egoísmo o puro cinismo, muchos decidieron convencerse de que el Covid desapareció, se engañan y de paso terminan convertidos en una amenaza ambulante, renunciando a proteger a los más vulnerables frente al virus: adultos mayores, enfermos y personas de escasos recursos.
Esos que estiman que el virus es un cuento chino deberían detenerse a reflexionar acerca de la ligereza de sus actos apelando al sentido común. Basta con revisar los hechos: tres de los más grandes negacionistas del coronavirus, los presidentes Donald Trump y Jair Bolsonaro, así como el primer ministro británico, Boris Johnson, dieron positivo, rectificando su falta de juicio, luego de padecer los estragos de la enfermedad.
Sin duda será de gran utilidad la investigación que adelantará en Barranquilla el infatigable equipo del Instituto Nacional de Salud, encabezado por su directora Marta Ospina. Demasiados interrogantes plantea aún este impredecible virus de cara a la fase de inmunización, especialmente ahora cuando el riesgo de un segundo brote parece inminente. ¿Usted qué hace para evitarlo?