En una decisión como mínimo sorprendente, Avianca ha decidido cancelar sus suscripciones de los periódicos regionales –incluyendo EL HERALDO–, con el pretexto pretendidamente ecologista de que ha iniciado un proceso para desprenderse del uso de papel en sus instalaciones, según explicaron a este diario.
El hecho es que el viajero que entra en la sala Vip del Ernesto Cortissoz se encuentra en los anaqueles solo con los diarios capitalinos El Tiempo, El Espectador, La República y Portafolio, sin que pueda optar por el diario de referencia local. Lo mismo sucede, por lo visto, en los demás aeropuertos del país.
No nos molesta, ni mucho menos, que los citados periódicos, que gozan de nuestro afecto y admiración, mantengan su presencia en las instalaciones de Avianca. Tampoco nos mueven en este lamentable asunto intereses económicos, como se puede colegir del hecho de que estamos hablando de sumas insignificantes, casi simbólicas.
Nuestra única motivación es denunciar un acto de discriminación contra un sector de la prensa, así como el menosprecio y la hostilidad hacia las regiones que tal decisión refleja. Muy en particular hacia Barranquilla, la ciudad donde nació la aviación comercial.
Y es que no estamos hablando solo de unas cuantas suscripciones con este diario. Hay que recordar la decisión de la compañía de adelantar el primer vuelo a Miami a la tortuosa hora de las tres de la madrugada, medida que finalmente reconsideró a raíz de la reacción iracunda de los viajeros. O la cancelación reciente de la ruta Barranquilla-Cali.
También está grabada en la memoria de los barranquilleros la decisión de Avianca de llevarse a Bogotá, y finalmente a Medellín, los talleres de mantenimiento que funcionaron hasta mediados de los 80 en nuestra ciudad.
No es de sorprender que los barranquilleros ya no vean a Avianca como una empresa de su ciudad, pese a que aquí sigue su domicilio legal. La compañía está cosechando lo que sembró con sus erráticas decisiones.
Avianca ha comenzado a promocionar con bombos y platillos su primer centenario de actividades. En rigor histórico, lo que se celebra este 5 de diciembre son los 100 años de la creación de Scadta, empresa fundada por inmigrantes alemanes que se establecieron en la ciudad a comienzos del siglo pasado.
En 1940, durante la II Guerra Mundial, la compañía fue expropiada y, tras cambiar de manos, dio lugar a Aerovías Nacionales de Colombia, Avianca, que, como está demostrado, no ha sabido honrar su lugar de origen. Y ha dilapidado el caudal de afecto y orgullo que los barranquilleros siempre han sentido, y siguen sintiendo, por ser su ciudad la cuna de la aviación.