En Colombia nos hemos acostumbrado muchas veces a interesarnos más por los productos que vienen de afuera y no por adquirir los que se hacen aquí en medio de un arduo proceso manual. Es por ello que debe celebrarse la apertura de la feria AMA (Arte Manual Artesanal), cuya primera edición se celebra desde el pasado jueves en el Centro de Eventos Puerta de Oro y que estará abierta al público hasta este sábado. Este espacio no corresponde solo a un escenario comercial. Va más allá, es “lujo hecho a mano”, debido a que cada objeto artesanal es una memoria viva, un acto de resistencia cultural, una celebración de identidad rescatada.

Desde el sombrero vueltiao de los zenúes, en Córdoba, símbolo ancestral que ha trascendido generaciones, hasta las hamacas y mochilas de Sucre, tejidas con los ritmos del San Jorge; el Caribe habla a través de las manos de sus artesanos. En Bolívar, las filigranas de Mompox relatan siglos de minuciosidad y belleza; un arte que se orienta a la paciencia, ya que cada espiral de oro o plata cuenta una historia.

Y en el Atlántico, epicentro del mestizaje cultural, se unen técnicas y saberes que dan vida a piezas únicas, como los telares de Usiacurí, las esculturas de papel maché y madera tallada de Galapa, los entrelazos de Chorrera o las arcillas de Puerto Alegre en Ponedera, que elevan la tradición de lo artesanal a la más exquisi ta categoría de arte.

Este encuentro inédito es propicio para celebrar la innovación, pero sobre todo la tradición y los saberes ancestrales, teniendo en cuenta que –según cifras del Dane– las exportaciones de artesanías colombianas alcanzaron un máximo histórico de USD6,5 millones en 2023, siendo EE. UU., España y Puerto Rico los países que más demandaron nuestros productos hechos a mano.

Detrás de la ambiciosa iniciativa está Liliana Borrero, primera gestora social del Atlántico, quien ha asumido con valentía y visión el reto de impulsar a los artesanos del departamento y, ahora, a los de la región entera. Borrero no solo ha sido promotora, también puente entre mundos. Llevó nuestro arte a París y regresó con la certeza de que este tiene el poder de deslumbrar a todos. Tras haber participado con el equipo de Artesanías del Atlántico en la feria de lujo Maison & Objet, nació la idea de AMA: un espacio para unir lo ancestral con lo contemporáneo y lo tradicional con lo sofisticado. Más de 80 marcas nacionales hacen parte de esta edición, con propuestas que van desde bolsos, hamacas y bisutería, hasta perfumes artesanales hechos con hierbas nativas, prendas de vestir con sello étnico, cuadros, muebles y objetos decorativos elaborados con técnicas heredadas y reinventadas por las nuevas generaciones de maestros.

El diseño del evento, concebido en for ma de flor, no es casual, porque AMA florece desde Barranquilla como un mensaje simbólico que se abre al mundo. Desde esta tierra que siempre ha procurado los caminos al progreso, la creatividad se siembra, se cuida y se expande. Cada pétalo representa un departamento, una técnica, una historia, y en el centro late el corazón colectivo del Caribe. Un corazón que no preserva lo propio y se atreve a contarlo con orgullo y belleza.

México es el primer país invitado de honor y Oaxaca es el estado homenajeado en la edición inaugural con joyas, cerámicas y las populares catrinas que impactan. Esta feria, respaldada por la Gobernación del Atlántico, la Alcaldía de Santa Marta y siete gobernaciones aliadas del Caribe colombiano ha nacido para visibilizar a nuestros artesanos y también para proyectar a Barranquilla como una ciudad capaz de organizar grandes eventos de talla internacional.

Que AMA se mantenga en el tiempo no debe ser un deseo, sino una prioridad. “AMA no solo es una feria, es un viaje emocional hacia lo que somos como Caribe: creatividad, identidad y propósito. Ahora celebramos que lo hecho a mano, con historia, con alma, tiene un lugar protagonis ta”. En EL HERALDO suscribimos estas palabras de Borrero y nos sumamos a su invitación a visitar la feria, porque desde el Caribe las historias se siguen tejiendo, se bordan en palma de iraca, se moldean en arcilla, se entrelazan en fique y se pulen en madera. Es una tradición que vive, que late y se expande. Porque aquí, el arte no es un lujo, es un legado que se defiende con orgullo y se AMA.