Este sábado 3 de mayo cayó sobre Barranquilla y varios municipios del Atlántico el que se podría decir fue el primer gran aguacero de este 2025. La temporada de lluvias llegó con toda su fuerza al departamento y cómo suele suceder los vientos y las corrientes no dejan de generar inconvenientes y emergencias, agudizadas por la mala, insana y horrible costumbre de algunas personas de arrojar desechos a las vías, andenes y canalizaciones de arroyos.

El pasado mes de abril ya habían caído algunas lluvias aisladas que provocaron el desbordamiento de algunos arroyos e inundaciones en varios sectores. Asumiendo la responsabilidad que le compete, el Distrito trazó un plan de prevención y preparación para evitar nuevas emergencias, a cargo de la Oficina de Servicios Públicos, enfocado en control, limpieza, paisajismo y pedagogía sobre la disposición de residuos en la ciudad.

En ese sentido, el reporte fue de una intervención en 10 arroyos con jornadas de limpieza, sensibilización y recuperación de espacios. Por ejemplo, solo en el arroyo León, se retiraron más de 456 toneladas de basuras del entorno el mes pasado, y en el de Rebolo también se desarrollan permanentemente jornadas de recolección y pedagogía.

No obstante está claro que de nada servirán las acciones institucionales si la ciudadanía, que es la primera llamada a cumplir con su deber de disponer adecuadamente los residuos que genera en sus hogares o en los espacios públicos, no asume con total responsabilidad ese compromiso.

Lo primero es que de forma consciente cada persona opte por la decisión de abstenerse de lanzar, por pequeña sea, cualquier basura o desecho, ya sea de papel, cartón o de comidas, al suelo, a la calle, al arroyo. Al final todo irá a parar a las corrientes de agua cuando llueve en la ciudad y ese residuo terminará sumando toneladas que taponan canalizaciones y rejillas y derivan en las emergencias e inundaciones que afectan, sobre todo, a los sectores más vulnerables.

Una vez usted, de forma individual, asuma ese compromiso ciudadano, viene la sanción social que se debe ejercer sobre quienes aún persisten en la bochornosa y repudiable práctica de no usar las canecas y lanzar todo lo que desecha mientras camina, desde la ventana de un bus, de un taxi o de su vehículo particular, o incluso y más vergonzoso aún, desde la comodidad de la terraza de su casa o en el parque.

Es necesario que cada uno de nosotros se convierta en guardián de la limpieza y conservación de cada calle, parque o espacio público de la ciudad. Los vecinos, las juntas de acción comunal, los líderes de los barrios, deben aunar esfuerzos para asegurarse de que sus sectores estén limpios y que proyecten la mejor imagen no solo por el aspecto que muestren, sino por el bienestar y la salud propia y de quienes nos rodean.

Las autoridades están llamadas a garantizar la prevención y la limpieza de canales y arroyos para prevenir emergencias. Es su responsabilidad, por supuesto que sí, pero es en los hogares donde debe cultivarse el respeto, los buenos hábitos y la conciencia para lograr ciudadanos y adultos responsables y comprometidos con el futuro de Barranquilla y de los municipios del Atlántico.

Así que ahora que el aguacero de mayo se ha dejado caer lo que no podemos dejar caer son las basuras. Los desechos y los arroyos no pueden ir de la mano, son incompatibles, porque causan desgracias y emergencias si se juntan.

Apenas comienza en firme la temporada invernal en el Caribe y lo que prevé el Ideam es que el quinto mes del año estará cargado de lluvias y habrá en la región volúmenes superiores al 20 % en Atlántico, La Guajira, sur de Bolívar y centro-sur de Sucre, y niveles promedio en el resto de la zona norte del país.

Frente al panorama invernal que se viene corresponde tomar precauciones, ser previsivos, atender las recomendaciones de las autoridades y, muy, pero muy importante, no olvidar la importancia de disponer adecuadamente los residuos que producimos y entregarlos a la empresa de aseo, como debe ser, observando los días y horarios de recolección.