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El turismo, uno de los sectores más golpeados por los estragos de la pandemia, puede también ser una de las puntas de lanza para generar crecimiento económico y, en particular, empleo formal en la nueva etapa de reactivación plena del país. Tras el levantamiento de las restricciones a la movilidad e interacción social de las personas, dos aspectos que condicionaban sus desplazamientos, el buen arranque de la temporada turística de mitad de año – con playas repletas de visitantes y ocupación hotelera al alza en destinos como Santa Marta, Cartagena y La Guajira – ofrece señales alentadoras que invitan al optimismo.

Aunque la recuperación no se producirá de un momento a otro ni la gran mayoría de los negocios que cerraron sus puertas tendrán cómo restablecerse, el sector y su cadena de valor siguen demostrando una entereza ejemplar. La Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco) estimó una disminución de ingresos de $ 11,1 billones, entre marzo de 2020 y mayo de 2021, como consecuencia directa del confinamiento estricto por la pandemia que paralizó la venta de servicios hoteleros y complementarios, los nuevos cierres por los picos regionales en el primer semestre de este año y, más recientemente, los efectos del paro nacional.

Los hoteles no son los únicos afectados. La crisis también impacta a los distintos actores de la llamada ‘industria de la felicidad’. En el caso del gasto del turismo interno, correspondiente a los viajes realizados por los habitantes en el país, la caída fue de 81 % con respecto a 2019, y de 56 %, en el del turismo receptor, es decir los viajes de no residentes en el territorio nacional, mientras que el desplome global del sector se calculó en 34 % para 2020. Entre las más afectadas, las agencias de viajes. Siete de cada 10 operan con pérdidas financieras encadenando, mes tras mes, destrucción de puestos de trabajo.

Pese a que en la región Caribe se empiezan a recuperar empleos por el inicio de la temporada, reactivar el sector demandará esfuerzos adicionales para asegurar el sostenimiento de la actividad turística que en 2019 – su mejor momento– generó 1,6 millones de empleos en el país, el 30 % de ellos ocupados por jóvenes. No en vano, la gran esperanza del sector se concentra hoy en la Vitrina Turística de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), que se realiza en Bogotá con 700 expositores presenciales, donde se están tomando decisiones políticas y empresariales clave para impulsar su recuperación. Una de ellas, la anunciada por el presidente Iván Duque para radicar en el Congreso, con mensaje de urgencia, un proyecto que “extenderá los beneficios de la Ley del Turismo hasta diciembre de 2022”.

Una decisión en el sentido correcto para seguir estimulando la dinamización del turismo en Colombia como factor generador de desarrollo socioeconómico. Además, esta coyuntura se convierte en una gran oportunidad para repensar el turismo que aspiramos a tener en el país bajo modelos de gestión planificados que valoren los recursos naturales y la biodiversidad. Es tiempo de abrir la discusión acerca de la calidad de los empleos, la profesionalización de los servicios, el bienestar de las comunidades locales – a las que se les debe garantizar respeto social y cultural– y, de manera especial, hay que debatir sobre la protección del medioambiente de las zonas turísticas. Asuntos claves de la nueva Ley General de Turismo.

La temporada de mitad de año minimizará los daños dejados por la pandemia, pero el sector no puede bajar la guardia. Durante un tiempo aún indeterminado será necesario el cumplimiento de protocolos de bioseguridad en toda la cadena. Construir confianza es fundamental para incentivar el regreso de los viajeros llamados a ser parte de un nuevo turismo, cada vez más sostenible y responsable.