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Colombia cuenta hoy con una Reserva Estratégica Nacional en la que se almacenan más de 68 millones de unidades de elementos de protección sanitaria como mascarillas, guantes, gorros, batas y trajes antifluidos destinados a la protección de los profesionales de la salud que están en la primera línea de la emergencia sanitaria. Este material será distribuido de acuerdo con las necesidades que vayan surgiendo en los momentos más críticos de la pandemia, que se está revelando hoy a través de picos regionalizados y focalizados.

Considerando que aún no existe vacuna ni medicamento para tratar la enfermedad, la estrategia de prueba, rastreo y aislamiento selectivo sostenible, así como los programas de prevención en salud y promoción del autocuidado, y lo que nunca debería faltar, prudencia y resiliencia, resultan fundamentales para orientar las actuaciones de la dirigencia y de los ciudadanos frente a la gestión y manejo de esta desafiante crisis de salud pública.

Mientras las proyecciones de organismos especializados sobre la evolución de la enfermedad en Colombia configuran panoramas más o menos optimistas en relación con las tasas de contagio, hospitalizaciones y letalidad, dependiendo del acatamiento de las medidas de distanciamiento social y normas de higiene para reducir la velocidad de la expansión del virus y evitar el colapso del sistema de salud, hay que empezar a delinear escenarios en torno a realidades igualmente preocupantes vinculadas con el devastador momento económico que afrontan hogares, pequeños negocios y empresas amenazados con la profundización de la pobreza, la desigualdad social y la quiebra debido a la pandemia.

Salvar vidas es la prioridad. Que nadie pierda el foco, pero no se puede esperar a registrar cero contagios para poner sobre la mesa las alternativas que permitan recuperar empleo en Barranquilla y el Atlántico. La reactivación de algunos sectores productivos permitió un ligero respiro en los índices de desempleo de mayo en el país, pero el ruinoso avance de la COVID-19, que impone nuevas cuarentenas con cierre de comercios y suspensión de actividades económicas, mantiene en jaque el sustento de las familias más pobres y de estrato medio, principalmente.

De manera paralela a la atención de la demandante coyuntura sanitaria actual, autoridades, gremios, academia y centros de pensamiento, entre otros, tienen que abrir el debate para barajar distintas apuestas que convoquen acuerdos para mover la economía con la mira puesta en el mediano plazo cuando esta tormenta amaine.

Juan Daniel Oviedo, director del DANE, reconoce fortalezas de Barranquilla, ciudad con la menor tasa de desempleo hoy en Colombia, en actividades de transporte, logística, manufactura, construcción y servicios, entre otros, vinculados al comercio exterior que no han parado en plena pandemia. La clave está en construir sobre lo construido para seguir impulsando el mercado laboral a través de las oportunidades que ofrecen los sectores BPO y tecnologías de la información con el fortalecimiento de los call center, servicios informáticos y desarrollo de software en la ciudad. Un buen punto de partida.

La articulación de lo público con lo privado que devolvió confianza ciudadana e institucional y coadyuvó para encauzar el rumbo de Barranquilla, luego de una larga racha de desaciertos políticos, sociales y económicos, debe abordar sin prisa, pero sin pausa, este reto común en el que uno de los mayores objetivos debe ser formalizar el empleo para mejorar las muy golpeadas condiciones de vida de la población vulnerable que se quedó apenas sin ingresos.

Confinados como estamos y como vamos a seguir un tiempo más mientras la pandemia sigue extendiéndose, hay que estimular la inversión en gasto público, que no es una solución mágica, pero aporta y mucho a generar puestos de trabajo mediante la puesta en marcha de nuevos megaproyectos de infraestructura y transformación digital, que además sirvan para atraer inversión extranjera.

Este año será malo. Ni la pandemia desaparecerá en un abrir y cerrar de ojos, ni la confianza del consumidor, hoy en terreno negativo, se recuperará tan fácilmente, pero la clave está en crear empleo a partir de iniciativas sólidas y realizables y medidas innovadoras, sostenibles y con grandes dosis de emprendimiento para contar con una reserva estratégica de propuestas que jalonen la reactivación del empleo. Manos a la obra.