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Las presiones lo han cambiado. Alexis Mendoza dejó de ser el témpano de hielo que no se inmutaba con nada en sus días de jugador o asistente técnico. En su primera experiencia como entrenador en propiedad, sobre todo en los últimos partidos, se ha desabrochado un poco, ha dejado escapar esa efusividad que siempre mantuvo escondida.

'Son posiciones muy diferentes, cuando jugaba era fácil ayudar a tratar de lograr el triunfo, desde la barrera estamos supeditados a otros y todos esos sentimientos que tenemos se desbordan por todo lo que hay en juego, por la responsabilidad que existe', reconoció Mendoza en la conferencia de prensa posterior al sufrido, pero merecido triunfo del Junior 2-1 sobre Tolima, el miércoles pasado en el estadio Roberto Meléndez, en los cuartos de final de la Copa Águila.

'Es verdad, cuando jugaba era muy tranquilo, ni festejaba los goles, acomodaba a mis compañeros de inmediato para que no nos anotaran', agrega.

Después de sus desaciertos en las sustituciones durante el partido que Junior perdió 2-1 ante Cortuluá, en la tercera fecha de la Liga, el mundo rojiblanco se le vino encima a Mendoza. Quedó en el ojo de un huracán de críticas. Llegó la calma al eliminar al Atlético Nacional de la Copa, pero se volvió a oscurecer el panorama y hubo amague de tempestad con la derrota 1-0 ante Patriotas. Por eso su tensión en el banco, por eso tanto júbilo tras la victoria ante los ‘Pijaos’.

'Se ganó un partido muy bravo, con un rival con buena estructura y entrega', valoró Mendoza. 'Antes me decían que yo parecía que no sintiera las cosas, ahora estoy más expresivo, son momentos y cosas que te da la raya (técnica), uno intenta calmarse, pero son tantas emociones las que existen allí'.

Se viene otra batalla ante Jaguares, este sábado en el estadio Municipal de Montería, y Mendoza prepara su agitada garganta. La lucha sigue. 'Ahora grito más que cuando jugaba, soy más expresivo, ese es el momento que se está viviendo'.