
Alfonso, el ‘guerrero’ de la media maratón
El deportista samario, de 60 años, realizó el recorrido de los 10 kilómetros de la Media Maratón de Barranquilla montado en su silla de ruedas.
Un ejemplo de superación. Alfonso Guerrero es un samario que a sus 60 años aceptó el reto de correr la categoría de los 10 kilómetros en la Media Maratón de Barranquilla con el agregado de realizarlo sobre su silla de ruedas.
Los límites solo son mentales. El experimentado participante de esta edición nunca había corrido una maratón en Barranquilla a causa de su discapacidad, pero la idea de superarse así mismo no se la quitó nadie. En enero lo pensó y este domingo lo que parecía locura tomó forma.
La nueva edición de la carrera entró en la dimensión de lo improbable. Ni la persona más optimista se hubiese imaginado una realidad como la de Alfonso en medio de un mar conformado por personas que llegaron al Malecón con diferentes fines. Competir, divertirse o hasta quedar reflejado en los lentes de los medios de comunicación que se acercaron a la cita pudiesen ser algunos de esos motivos de asistencia.
El azul predominaba en el ambiente debido a los colores característicos de la carrera y la inmensidad del cielo, que brindaba un espectáculo de vista en medio de su guerra con el alba. La luna desaparecía y el sol entraba en escena. El viento abrazaba cada persona que se acercaba al sendero de salida, sin importar de estaturas o nacionalidades.
Los deportistas estaban en lo suyo. La multitud calentaba uniformemente, mientras que apartado se encontraba el único corredor que no se preparaba con sus piernas. El poder de Alfonso Guerrero estaba en sus brazos. Su éxito no dependía de su tren inferior, sino de la constancia mental que pudiese tener en la competencia.
Esperó a que la muchedumbre saliese desenfrenada hasta que su momento de libertad llegase a concretarse. Una pista casi despejada para iniciar su trayecto con el cronómetro en marcha. La imagen era icónica y el momento conmovía a los pocos que quedaban esperando que se terminase la salida.
Los gritos de aliento del público sonaban a la par y el empuje de los muchachos pertenecientes a la Escuela Naval de Suboficiales se hacía sentir. El grupo de millo y las marimondas que replicaban el mismísimo carnaval cesaron sus labores. Alfonso se merecía cada respaldo de los presentes.
Inmerso en el camino, la dificultad de la ruta nunca fue física. Probablemente era la idea que se haría toda persona normal que lo viese. Sin embargo, Alfonso peleaba con su mente. Conociendo sus fortalezas y afirmando las ganas de sentir en su vida algún sentimiento de satisfacción, el samario encontró el ritmo que le permitió terminar la carrera.
“Fue bastante dura, pero gracias a Dios logré llegar a la meta. Es un sueño hecho realidad. Estoy muy contento de haber logrado el objetivo. Es un triunfo más en la vida, uno de los más importantes para mí y es un mensaje que me confirma que aun a los 60 años puedo hacer muchas cosas”, comentó emocionado a EL HERALDO.
Alfonso llegó a la meta con la diferencia de, en esta ocasión, tener toda una multitud para recibirlo. Aplausos sin contar. Personas de lado y lado conformando un camino a modo de homenaje para él. Campeón fue el adjetivo más utilizado y seguramente el más indicado para referirnos a su hazaña en la Media Maratón de Barranquilla.