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No pierde la costumbre. Carlos Valderrama llega puntual a todas sus citas y en el encuentro con Sebastián Viera no hizo la excepción. La reunión, pactada por EL HERALDO Y Junior, era a la 1 p.m., en el restaurante Pasta Divina, y 15 minutos antes arribó al lugar con su alegría y espontaneidad.

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Se vino caminando desde su casa, que queda a la vuelta, como un parroquiano más, con su melena ceniza al viento. Tranquilo, sin afanes, sonriente.

'¡Ya estoy listo!', dijo al llegar, abriendo las manos para que vieran la camiseta oficial de la despedida de Viera del Junior.

Aunque Valderrama no jugó con el arquero charrúa, estará como ‘invitado leyenda’ en el juego del adiós del uruguayo.

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'Hay que estar en la jugada, pasar un rato bacano y despedir a ese man que la tiró toda en el equipo', expresó con su tradicional desparpajo.

Cuando ‘el Pibe’ ya se había acomodado en una silla y reflexionaba acerca de las últimas noticias del equipo (especialmente la posibilidad de que Juan Fernando Quintero se marche del equipo), llegó el ejército de Viera: su esposa, sus cuatro hijos, su hermano, sus padres, otros familiares y algunos amigos.

'¿Ese es Valderrama?', preguntó asombrado, con las manos en la cabeza, Máximo, el mayor de los retoños del cancerbero charrúa.