Lucha de poderes en el Frente Rojiblanco generó los disturbios en la tribuna sur

A muchos no los tomó por sorpresa. Varias personas cercanas al movimiento barrista alrededor de Junior sospechaban y hasta pronosticaban el violento enfrentamiento que se presentó en la tribuna sur minutos antes y en el comienzo del partido entre Junior y Bucaramanga, el sábado anterior en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, en la quinta jornada de los cuadrangulares semifinales de la Liga.

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Desde hace algún tiempo, el Frente Rojiblanco Sur (FRBS), otrora la mejor y más grande barra del equipo, se encuentra dividida en dos facciones que luchan por el poder y todos los beneficios que reviste.

Ese pulso, que fue degradando a la barra, su colorido, aliento y notoriedad, se fue tornando más agresivo y violento, hasta el punto de convertirse en enemigos acérrimos las dos partes en disputa.

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Hay una facción que se ubica en la parte alta de la tribuna sur, que se hace llamar “Las buenas ya van a venir”, y una que se instala en la zona de abajo, que es la que oficialmente viene liderando al Frente Rojiblanco. La primera, que ya tuvo el mando del Frente, pretende recuperarlo, de ahí su nombre.

“Esto viene pasando desde hace tiempo. La cuestión está pasando a mayores y se está contaminando por otras situaciones de delincuencia en los barrios La Chinita, La Luz, Rebolo y Simón Bolívar”, contó a EL HERALDO un informante que prefirió omitir su nombre.

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Hay tres barras oficialmente constituidas y reconocidas ante Junior: Frente Rojiblanco Sur, Bloque Central y Los Kuervos. Las dos últimas son disidencias de la primera.

Bloque Central, conducida por uno de los ‘parches’ (subgrupos) iniciadores del FRBS, convive pacíficamente con su par antigua en la tribuna sur baja, después de superar una tensa separación que provocó algunos conatos de gresca hace varios años. En el lío del pasado sábado, no tuvo nada qué ver, según cuentan los más entendidos en el tema.

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Los Kuervos, actualmente la barra más organizada, nutrida y visible del ‘Metro’, fue la primera disidencia en la historia del Frente. Se ubican en el sector alto de la gradería norte.

En medio de este contexto, los viajes de los barristas de Junior a otras ciudades de Colombia y al exterior, han arrojado varios enfrentamientos entre ellos.

En el reciente desplazamiento a Pereira, según varias fuentes consultadas por EL HERALDO, los que pertenecen a “Las buenas ya van a venir” le quitaron al FRBS un ‘trapo’ que es tradicional e insignia, uno que tiene las iniciales de la barra en una bandera colombiana.

Después del tropel por ese distintivo hubo llamadas, advertencias y solicitudes de devolución del ‘trapo’, como en el argot barrista le llaman a las pancartas que cuelgan en las tribunas. Se estableció un compromiso de retornar el elemento para evitar problemas.

Antes del comienzo del juego, miembros del Frente fueron a reclamar el ‘trapo’. Los de arriba les respondieron que se les había olvidado, que lo traerían el martes (en el juego Junior-Botafogo), y se armó la de Troya. Enfrentamientos, caos, estampidas, terror, heridos, invasión de la cancha de temerosos inocentes que buscaban refugio, y la suspensión del partido Junior-Bucaramanga durante unos 30 minutos, hasta que la Policía retomó el control, reubicó a los aficionados en otras tribunas, condujo a 12 revoltosos a la UCJ y evacuó totalmente la tribuna de sur.

A los involucrados en el conflicto no les importó que el equipo que alientan, que el motivo por el que se supone están ahí, se encontraba jugando la posibilidad de acceder a una final de la Liga. La violencia desplazó al fútbol. Se olvidaron de la cancha. Solo tenían ojos para agredir a sus oponentes y continuar el barullo y su lucha de poderes.