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La cultura vaquera y la música country nunca terminaron de enamorar a Iván Luquetta. No se sentía del todo cómodo. Creció con un amor y un deseo a ciertas costumbres que se perdían apenas cerraba la puerta de su casa. Mientras el joven se desvivía por las canciones de Martín Elías y Diomedes Díaz, a su alrededor los éxitos que sonaban eran propiedad de Selena Gómez, Hillary Duff o Kelly Clarkson. Si su paladar deseaba un pescado frito, unos chicharrones o un buen raspao, tenía que conformarse con carne ahumada y fajitas mexicanas. Definitivamente algo no casaba.

Hoy, el presente del joven de 22 años, pese a estar lejos de la ciudad que lo vio nacer, Houston (Texas), es más próspero que nunca. Luquetta se encuentra defendiendo los colores del Barranquilla FC, club en el que volvió a recuperar la sonrisa tras un agrio paso por el Alajuelense de Costa Rica, uno de los equipos de mayor renombre en el país ‘tico’.

'Me siento muy contento de estar aquí donde me siento como en casa. Mis papás desde pequeño me enseñaron la cultura colombiana, y pese a venir por primera vez a los 16 años, siempre me sentí barranquillero. La gente que me va a creer que soy gringo si me falta todo. De vaina hablo inglés porque para los ojos azules y el pelo mono me falta bastante (risas)', explicó el jugador colombo-estadounidense con un marcado acento costeño.

Luquetta ha destacado en el equipo ‘ñero’ de su llegada en el segundo semestre de 2018. En el extremo derecho de la cancha crea peligro constante con su tranco largo y gran habilidad para desbordar, pero si su equipo lo requiere en labores defensivas el atacante de 22 años no se ahorra una gota de sudor para reforzar la zaga posterior. Ha marcado cuatro goles en 16 partidos y de a poco empieza a retribuirle la confianza a Roberto Peñaloza, DT del equipo barranquillero, quien fue el encargado de darle una oportunidad en el fútbol profesional colombiano.

'Me ha ido bien, pero creo que me ha faltado un poco más de efectividad frente al arco rival. Este semestre ha sido duro para nosotros pero confíamos en salir adelante. Sé que tengo las condiciones necesarias para triunfar aquí. Ese es mi objetivo', dijo el joven atacante.

Luquetta habla con tranquilidad, aunque se le notan las ganas de revancha en el fútbol. Su paso por Costa Rica lo dejó marcado. Fue el patito feo de la fiesta, el blanco de todas las críticas y el desahogo de todos los hinchas del Alajuelense cuando al equipo le iba mal. A pesar de su dolorosa etapa, se siente renovado y con gran temple en su voz asegura que 'el 2019 es el año para volver a brillar'.

'En Costa Rica me pusieron de lateral pese a que sabían que no era mi posición. El Alajuelense es un equipo muy grande, con una gran afición y con buena prensa. No me fue tan bien y todo el mundo se me vino encima, pero de eso aprendí y ahora soy más fuerte que antes', afirmó Luquetta.

'Llegó mi hora. Quiero dar el salto al Junior y espero dar todo de mí para lograr el sueño', agregó.

Iván es un retoño de un amor que se dio en Estados Unidos entre el magdalenense Alfonso Luqetta y la panamera Belinda Tunon.