Uno de los delanteros que tuvo muchos altibajos en el Junior de Barranquilla fue Carlos Julio Araújo Oñate. Un futbolista oriundo del municipio de La Paz (Cesar) que pese a las fuertes críticas, salió campeón dos veces con el equipo rojiblanco: 1993 y 1995.
Esta vieja gloria del fútbol actualmente vive agradecido con la hinchada del equipo tiburón, porque gracias a sus duras críticas, pudo salir adelante y triunfar en la vida. Tanto es el amor de este cesarense de 46 años, que tomó la decisión de tatuarse el escudo del Junior en su hombro derecho. 'Este tatuaje representa todo lo que viví con este equipo, llevo 23 años con él y fue la mejor manera de plasmar el inmenso agradecimiento que tengo por Barranquilla y su gente. Me considero un gran hincha y siempre apoyo al equipo, no importa en la posición que esté', dijo Araújo, quien actualmente trabaja en Valledupar como entrenador de fútbol de la empresa de servicios públicos Emdupar.
Un verdadero proceso. Al hablar de la actualidad del equipo rojiblanco, este artillero indica que 'el Junior de ahora tiene buenos jugadores, de pronto no ha tenido continuidad en lo que se refiere a un técnico que se plante y haga un trabajo definido por tres años y es muy difícil, porque la afición de Barranquilla es muy exigente, quieren resultados a corto plazo y yo diría que ese es el punto flaco y siempre lo ha sido, los dirigentes de pronto no logran amalgamar lo que puede ser Junior a un proyecto futuro, sino que se basan en los resultados y con base en ellos, sacan jugadores y cuerpo técnico'.

El tatuaje que lo identifica como juniorista.
Araújo explica que en su época era igual y le pide a los junioristas paciencia, ya que los grandes procesos se toman su tiempo. 'A Ruiz (Luis Carlos), por ejemplo, lo viven criticando y sin embargo ahora está dando la talla. En mi época era similar, pero yo confiaba en mi talento'.
Una década en EU. Desde el 2001, hasta 2011, Carlos Araújo se radicó en Estados Unidos. En los primeros seis meses se desempeñó como entrenador de clubes infantiles y de mayores; posteriormente debió trabajar almacenando carnes frías y en varios restaurantes. 'Anhelo ser entrenador, tengo mucha experiencia y quiero ponerla al servicio del fútbol local, estoy escuchando ofertas para ver qué sale'.
Araújo convirtió 58 goles como profesional en su paso por Junior, Millonarios, Bucaramanga, Medellín, Unicosta y Unión Magdalena, sin embargo, siempre fue objeto de críticas, pero hoy solo tiene gratos recuerdos como su tatuaje. 'Soy juniorista hasta la muerte, eso no lo borra nadie', advierte.