El gran delirio de pasión desenfrenada que despierta el Carnaval en el barranquillero no fue exteriorizado este año. La covid-19 se convirtió en el martirio que entristece el corazón de los carnavaleros que se encontraron este 2021 con una 'pausa' obligada de su fiesta más significativa.
Frente a este 'velorio colectivo', como lo llama el hacedor Juan Ruiz, famoso por su disfraz del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, la psicóloga social Mirtha Buelvas opina que a pesar de la nostalgia que se pueda sentir ante la ausencia del ambiente folclórico, el Carnaval no se ha ido, 'solo está en pausa'.
La también investigadora cultural y miembro del Comité de Patrimonio de Carnaval de Barranquilla S.A.S. afirma que, ante el panorama que atraviesa el mundo como consecuencia de la pandemia, haber autorizado la realización de eventos presenciales y masivos era exponer a la ciudad. 'Esto no fue voluntad de nadie sino de la situación sanitaria'.
Buelvas define el Carnaval de Barranquilla como una manifestación emocional que desencadena en el 'contacto codo a codo' que termina siendo fundamental para el desarrollo propio de la fiesta.
Es evidente al salir a las calles que el ambiente carnavalero que tradicionalmente invadía la ciudad para esta época no está presente. Las máscaras se remplazaron por tapabocas, la maicena por alcohol, y el licor por gel antibacterial. Las dinámicas carnavaleras en este 2021 casi que desaparecieron.