Manifesté en su momento relativa tranquilidad y después expresé mi preocupación ante la evidencia. Este es el sexto artículo que le dedico al Río y observo la evolución que han tenido mis planteamientos. Los dos primeros enfocados en el problema y sus posibles soluciones, luego, entendiendo el rumbo tomado por la pasada dirección de Cormagdalena, fui muy cauto en mi crítica al contrato suscrito con el consorcio Navelena, a pesar de que un 87% era de propiedad del no condenado aún pero ya investigado Marcelo Odebrecht dueño y CEO de la gigante transnacional del mismo nombre.

Reclamé la permanencia del directivo organizador de tal proyecto proponiendo al Gobierno permitir que este director vigilara la ejecución del contrato como responsable de los lineamientos por él acordados. Era justo el merecimiento de disfrutar las mieles del éxito. Sin embargo, hoy no es claro si el retiro de García fue voluntario, circunstancia actualmente relevante toda vez que el desarrollo del contrato contraría las expectativas.

En mi última columna ya expresé mi preocupación ante los acontecimientos y fui claro en decir que esperaba –y aún espero– que estuviesen previstos los mecanismos que permitan que el proceso continúe con éxito. Así es que, a pesar de las emotivas interpretaciones de algunos, confío en que los inconvenientes serán superados, máxime ahora que aparecieron de nuevo varios aspirantes en agarrar lo que dejan los brasileños y además cuando el Capex para el cierre es de solo $650.000 MM para un contrato que vale $2.5 BB.

Se impone revisar si Cormagdalena continuará a cargo de la contratación del proyecto. El tema es de inconmensurable envergadura como quiera que puede impactar negativamente en la economía del país, siendo lo más aconsejable relevar a Cormagdalena de esa responsabilidad. Una entidad con una junta directiva de 17 integrantes que por falta de liderazgo se toman meses para nombrar un director en busca de consenso y afanosa complacencia a sus grandes electores, con mayor razón no podrá cumplir sus funciones de ayuda, asesoría y coadministración.

Para el presente escenario se precisa, sin ningún sesgo, la correcta organización, planeación y control de las entidades gubernamentales. La inversión debe realizarse de manera limpia, ordenada y transparente. Las fatales intervenciones políticas deben rechazarse.

Si no se superan los problemas de Navelena originados en imprevisión y yerros del contrato APP, a la comunidad forzosamente le corresponde blindar el proyecto generando ideas y mecanismos inteligentes que propendan por la culminación airosa de la obra.- Pero, eso sí, quienes se equivocaron están compelidos a responder por sus actos.

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