Es tradicional que los actos solemnes en fecha conmemorativa como es “el día del médico” siempre se ha acompañado de un acto litúrgico (misa) o en su defecto una plegaria y/oración al médico en su día hoy 3 de diciembre. Por ello he creído que es oportuno y sugiero que elevemos una plegaria, que se constituye en una solicitud que se le realiza a una divinidad para que intervenga en algún asunto.

Teniendo en cuenta que el Señor Jesús, Médico divino, en su vida terrena tuvo predilección por los que sufren, y como se expresa en lenguaje religioso, establece una relación íntima e intensa con el Padre Dios, por ello sea ÉL la divinidad a quien nos dirigiremos.

Debo decir que la mía, aunque es una plegaria nacida espontáneamente de mis pensamientos, es una compilación de muchas que se han hecho. Es una súplica humilde y ferviente para pedir algo que he notado que todos los médicos deseamos, no es una oración personal ni individual mía. Desde luego que no aseguro que mis ruegos serán oídos y atendidos, pero quien recita una plegaria posee fe, o sea convencimiento sin necesitar pruebas o evidencias, de que sus ruegos serán oídos y atendidos. Aunque esta solicitud, va más allá de unas exigencias religiosas y los invito a unirse conmigo.

En primer lugar, por la salud de un grupo de eminentes médicos de gran corazón, hombres de ciencia y fe, profesionales íntegros y de la más alta calidad médica y humanas, equipados de ciencia, de humanidad y de bondad, sinceros y virtuosos que en el ejercicio de su profesión, han curado el cuerpo de sus pacientes, hoy, algunos de ellos vienen padeciendo de quebrantos en su salud.

Por ello, recurrimos con fe solicitando tu intercesión, señor Jesús, Médico Divino. Darles la salud física y espiritual, alivia los males que padecen, para que pueda seguir sirviendo con generosidad a vuestros hermanos. Te pedimos que luches por ellos ahora que, el dolor y la desesperanza les abatan, para que encuentren fuerzas y ánimos para contrarrestarlos. Haz que los cuidados que reciban sean los mejores, darle sabiduría y ciencia, a los galenos que los asisten para que encuentren rápida y efectiva solución para curarlos, y los remedios oportunos para tratarlos. Te pedimos escuchar nuestras súplicas, te lo pedimos con inmensa confianza y fe, por ellos, que se han entregado total e incansablemente a la cotidiana asistencia de los enfermos, préstales ayuda, para que no pierdan las ganas de luchar, y las ansias de vivir.

Tú, que eres la vida, has que siempre estemos comprometidos a defenderla, y a respetar la dignidad de todo ser humano. Has que siempre estemos dispuestos a acoger, curar y consolar a todos aquellos con quienes nos encontramos en nuestro trabajo.

Ayúdanos a dar nuestra generosa aportación para que se renueven acertadamente las instituciones sanitarias. Ilumina nuestras investigaciones y nuestras enseñanzas. Bendice nuestros estudios y nuestra profesión.

Agustín Guerrero Salcedo