Esta es la historia de cómo algunos errores de medios de comunicación casi manchan la reputación de una persona. Esta es la historia de cómo un caso de desinformación hizo que a mí y a mi familia nos inundaran de insultos, de odio y de graves amenazas.

Pero como sé que hay muchos de ustedes que quizás hasta este momento no saben de qué les estoy hablando, primero voy a comenzar contándoles qué sucedió. Sin pelos en la lengua, como me gusta decir las cosas a mí. Mi prometido, Sergio Andrés Chams, tiene en Barranquilla un gimnasio donde se entrenan boxeadores de talla internacional. A pesar de que puede ser utilizado por cualquiera que quiera entrenar, la verdadera misión de ‘Cuadrilátero’, desde su creación en 1985, ha sido la de impulsar y formar deportistas de alto nivel, y durante años muchas glorias le ha dado al país. Es por esta razón, que dentro de las instalaciones viven los boxeadores, pues ahí se concentran para las peleas tanto nacionales como en el exterior, y ahí se forman para luchar por su futuro.

Sin embargo, cuando el gobierno nacional decretó la cuarentena, Sergio les pidió a todos los boxeadores que volvieran a sus hogares, y así poder cerrar las puertas del lugar sin ningún problema. Pero aunque la idea era que se fueran todos a sus casas, hubo cuatro de ellos que se le acercaron y le pidieron que les permitiera pasar la cuarentena ahí, ya que no tenían para dónde más coger.

Accedió y decidió confiar en ellos. Y aunque por ocho semanas no tuvo ninguna queja, el pasado domingo, todo cambió. Sergio y yo nos despertamos con unas imágenes espantosas de dos gatos muertos, que aparentemente involucraban a uno de los boxeadores y su gimnasio. Acto seguido, Sergio hizo lo que cualquier persona responsable haría, llamó a las autoridades y los expulsó por completo de la organización. Todo parecía bajo control, pues había hecho todo lo que estaba en sus manos. Sin embargo, a los pocos minutos, varios medios de comunicación titularon la noticia diciendo que había una polémica por ‘matadero dónde utilizaban gatos y perros como sacos de boxeo’, y el mundo explotó. Esa no era la denuncia oficial que habían hecho los testigos del barrio, eso no era lo que decían las autoridades, pues el tema fueron unas acciones terribles e individuales de aparentemente unas personas contra dos gatos. Lo más triste de todo, es que cuando llamábamos a pedir que rectificaran, ya que eso era información falsa, muchos alegaban que ‘había una cuenta en Instagram que lo decía’.

Y fue así como, en menos de una hora, Sergio y su negocio se fueron convirtiendo en un hervidero de delincuentes y depravados ante los ojos de la opinión pública. Y aunque algunos medios rectificaron su información, el daño ya estaba hecho.

Gracias a esto, Sergio, mi familia y yo hemos sido víctimas de duras amenazas e insultos inhumanos. Gracias a que se trató el tema con tanta ligereza, mis amigos en México (hasta dónde llegó la noticia en medios), llegaron a pensar que mi futuro esposo era un psicópata. Gracias a un ‘Fake News’ perdimos la tranquilidad de la que gozábamos.

Yo solo espero que esto no vuelva a suceder en la vida, pues nadie merece ser culpado de lo que es inocente.

Nota editorial: EL HERALDO respeta la opinión de la columnista y su derecho a la libre expresión. Sin embargo, precisa que nunca, ni en la edición impresa ni en las plataformas digitales del diario, empleó el titular al que hace mención, ‘matadero dónde utilizaban gatos y perros como sacos de boxeo’. El caso, que fue inicialmente conocido por la Policía, está hoy en manos del Grupo Gelma de la Fiscalía General de la Nación, que determinará la veracidad de los hechos señalados por organizaciones animalistas y ciudadanos que los denunciaron a EL HERALDO.