
Es inevitable, en cada diciembre, retroceder la máquina del tiempo para encontrarnos con aquella gente que ya no está, para recordar aquellas historias que nos marcaron, para volver a jugar mentalmente con aquellos juguetes que aún, después de pasado el tiempo, seguimos atesorando en el recuerdo.
Hace mucho que una amiga, al despedirse, me enseñó, de manera elemental, lo que realmente es la vida. Me dio un abrazo y me dijo “no te pongas triste, la vida está hecha de raticos”. Sí, la vida es una colcha de retazos y como ella está hecha de esos pedacitos que vamos uniendo a medida que las experiencias nos golpean a favor o en contra. Como la colcha de retazos que se va haciendo cada día más grande al unir esos retazos de tela de diferentes colores y texturas.
En la colcha, y al lavarla regularmente, sólo van quedando visibles los pedacitos de buena calidad. Esos que están hechos de buenos hilos y buenas tinturas. La vida es igual, son las cosas buenas las que nos hacen sonreír y llorar de felicidad sin ignorar que las cosas no tan buenas también nos ayudan a definir nuestro carácter.
Curiosamente, el deporte nos nutre de palabras y frases que se nos van volviendo como eslogan para enfrentar a diario la vida. Una de las sentencias más importantes en el boxeo es “no bajar los brazos”. El fútbol aporta el “no te dejes meter ese gol”. El béisbol ayuda a felicitar a quien ha bateado “un jonrón con bases llenas”. Y hasta los juegos infantiles de carreras invitan a no quedarse atrás con el “marica el último”.
En Junior estamos viviendo un momento estelar. El equipo barranquillero ha jugado cinco finales consecutivas y ganó tres. En los últimos tiempos hemos vivido del ‘ChaTeo’ y ahora se viene la dupla ‘BorTeo’, del capitán Viera convertido en el gran arquero de la historia tiburona por encima de Delménico (algo impensado), del fútbol vivo de Luis Díaz que hoy lo pasea por Europa, del eficiente Víctor Cantillo, de la aparición de los alumnos del Barranquilla FC. Y del trabajo eficiente del DT Comesaña, el mejor de todos los tiempos.
Esto para decir que los momentos pasan raudos, que aplazamos las cosas y cuando nos damos cuenta, lo que queríamos ya no está. Jugadores van y vienen. Una vez están y después no. Por aquí pasaron Dida, Ephanor, Ischia, Bauza, Babington, Garrincha, ‘Pibe’, Pacheco, Mackenzie, Bacca y otros tantos a los que añoramos a diario y a los que muchos hinchas de Junior vieron poco por ser “fanáticos de oreja”.
El propósito de la vida es generar buenos recuerdos. Ningún niño olvida el día en que su padre, su madre, su tío o su primo lo llevan por primera vez al estadio. Ese “yo estuve ahí” es perenne. Se está terminando la fase histórica más importante del Junior. Con las nuevas contrataciones viviremos otra. Trate que esa historia la pueda contar usted, y no que se la cuenten. Abrazo. Feliz y productivo 2020.
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