El Junior acababa de clasificar como octavo a los cuadrangulares semifinales, después que terminara ganando su juego a Jaguares en Montería, y justo después que Jefferson Duque recibiera una pócima de hiel de parte del arquero uruguayo de Equidad Washington Ortega al taparle el penal, que daba la clasificación a Nacional, en el último instante del juego en Medellín que podría asimilarse “al último out, del último inning”.
En ese instante, el tiempo se detuvo para que después se desgajara la catarata de sentimientos de parte de la hinchada del Junior con todas las manifestaciones de justa alegría y diera rienda suelta también a la tristeza en el propio estadio Atanasio Girardot.
Inmediatamente después, apareció la sentencia aquella atribuyéndole a Duque haber clasificado a Junior por su incapacidad para anotar un penal como muchas veces hizo.
Y es justamente ahí donde las comparaciones sentencian hechos que, analizados más de cerca, no son tan rigurosamente ciertos.
Que Duque botó un penal. No lo botó. Lo tapó Ortega porque se mantuvo en el centro del arco. Eso desconcertó a Duque acostumbrado a que el arquero se lanzara primero. Lo aguantó, no se movió y lo obligó a patear telegrafiado y sin convicción. La volada de Ortega fue en su tiempo, no en el tiempo de Duque y contuvo el balón.
Que el penal “botado” por Duque y “detenido” por Ortega dio a la clasificación al Junior es mezquino con la realidad verdadera del equipo barranquillero que clasificó justamente por los goles de Carlos Bacca y Nelson Deossa.
Pongamos las cosas en contexto. Junior necesitaba 31 puntos y eso se sumó. El DT Comesaña había declarado que “nunca un equipo con 31 puntos resultó eliminado”. Y tal cual sucedió. Junior sumó más puntos que Nacional. El equipo verde sumó 30 y esa cifra, esta vez, estaba un punto por debajo del número mágico para clasificar. Y quedó eliminado.
La clasificación del Junior tiene más ingredientes que un simple penal botado: un cambio oportuno de Comesaña por Cruz Real, un arreglar sobre la marcha el fútbol practicado por el equipo, el rebusque de cada partido dependiendo el rival, la presencia de Fuad Char en la sede deportiva y la reunión con el plantel, el vuelo chárter en que fue y regresó el equipo de Montería y la convicción interna en que se podía clasificar así, a la luz de los comentarios externos, se concluyera que era difícil.
Es que Junior es más que los infortunios de su más enconado rival. Que Duque no clasificó al Junior, sino que eliminó a Nacional…