Nos reconocemos neófitos en materia de Estadísticas, de modo que nuestros conceptos al respecto pueden fácilmente controvertirse. Pero usamos un análisis sencillo que tiene como fundamento la Lógica formal, en donde quizás siguiendo las escuelas de los Escépticos griegos o las conclusiones de Tomás de Aquino, todo sobre la duda que significa no tragar entero, sacamos conclusiones que todo el mundo ve, palpa, siente y estudia. Recientemente vuelve a publicar el gobierno que según el Dane bajó la pobreza en Colombia en nada menos que en 1.800.000 ciudadanos.

Francamente no sabemos de dónde obtiene el Estado estas cifras. No conocemos, como casi el 99% de los colombianos, cuáles son los métodos, sistemas, tecnología que utiliza el Dane para conseguir estos resultados. Ni cuáles los ángulos que se utilizan para esta observación. Ni la metodología moderna aplicada nos imaginamos con la más alta. Pero la verdad, al ojo simple de cualquier observador detallista lo que se palpa a cada momento en todo el país, especialmente en las ciudades capitales, es más y más pobreza, más y más miseria ampliada a extremos de desnutrición y muerte, más y más desocupados, más y más limosneros, vagos, locos sin ser recogidos por autoridades; barrios de invasión crecientes, niños sin escuelas, marimberos en las esquinas suplicando centavos, y payasos en todos los cruces implorando comida.

Esa es la realidad de la miseria en el país. Pareciera como si los peritos o encuestadores del Dane, o el Presidente de la República, que jamás puede observar porque cuando llegan a un lugar los llevan en carro blindado con vidrios oscuros y lo transitan por las calles pavimentadas, que el presidente y sus ministros no ven nada porque a su alrededor solo hay alfombras, pero nos gustaría que él o sus ministros algún día rompieran el protocolo y se adentraran a pie con los tortuosos caminos de tierra en lomas, charcos, solares de alta tarulla, y se deslizaran tenues entre las casuchas de madera o tablones derruidos, para que pudiera confirmar personalmente que esas personas duermen en el suelo, no tiene electricidad, ni agua, ni sanitarios, y son, todo el mundo lo sabe, millones en esta Colombia sufrida que no ve lo que no quiere ver ni escucha lo que no quiere escuchar.

La realidad es otra de la que publican los medios. Nos están diciendo mentiras para pintarnos un país ideal imaginario o la metodología del Dane es imperfecta. Otra cosa puede ser que por ejemplo determinados sectores poblacionales como la clase media, valga la comparación, ha empezado a evolucionar y cada día más muestra avances positivos en su evolución económica y social, tratando de adquirir un estatus superior en todos los ámbitos hogareños y sociales. Esto es altamente positivo. Pero esto no significa que se abandone la pobreza y que no crece la miseria. Los cordones deplorables de inasistencia del Estado en las grandes y medianas ciudades son realmente deprimentes. La pobreza no se disminuye porque las distancias entre las clases sociales son cada día más grandes. Tenemos la esperanza que llegue un gobierno nuevo que triplique la inversión social ahora que quedan liberados miles de millones que antes se destinaban a recoger muertos y liberar secuestrados.