El Heraldo

El cubalibre de Obama

Cuando Barack Obama aún era un niño, en las calles de La Habana y de muchas ciudades latinoamericanas una de las proclamas más rabiosas era “yanquis, go home”, como una manera de repudiar la injerencia de EEUU en nuestros países por medio de invasiones y el apoyo a golpes de estado. Pero eso es la historia. Desde hace 13 meses La Habana y la Casa Blanca juegan otras cartas.

La presencia de un presidente de EEUU en Cuba, algo que no sucedía desde hace 88 años cuando Calvin Coolidge desembarcó en un buque de guerra, es la prueba de que el restablecimiento de relaciones entre los dos países ha pasado la prueba de la confianza entre dos sistemas políticos y económicos que son como el agua y el aceite.

En los últimos 13 meses los pasos que han dado las cancillerías han sido importantes: Cuba ha sido eliminada de la lista de los patrocinadores del terrorismo, ya están abiertas las embajadas, se han derrumbado las barreras para viajar en grupo e individualmente; más de 100 vuelos diarios han sido autorizados; y también hay menos restricciones para transferir dineros a la isla.

¿Por qué un presidente que lidera un país agitado hoy por la campaña política y con un Congreso de mayoría opositora que rechaza los apoyos que necesita para Cuba, viaja a La Habana? Una mirada por encima diría que Obama quisiera dejar testimonio de su principal legado para la región. Pero hay otras lecturas más profundas.

Los analistas de Washington coinciden en que un primer mensaje es dejar claro que no habrá reversa en los avances logrados hasta ahora, así haya cambio de inquilino de la Casa Blanca en 2017.

Y un segundo mensaje –que sería el mayor anhelo de Obama– es conseguir cambios en la Isla que permitan abrir caminos a las libertades políticas, o lo que es igual, en palabras del mandatario, el logro de “la libertad, el derecho a elegir de los cubanos” junto con reformas económicas que ayuden a los 11 millones de cubanos a salir de sus precarias condiciones de vida.

Obama se va en el 2017 y Castro en el 2018. Con lo logrado ya han hecho historia, pero dejan mucha tarea pendiente en la agenda bilateral: el fin del embargo a la Isla, el cierre y la devolución de Guantánamo, y la reparación de los daños económicos de lado y lado. Algunos creen que esta visita equivale al viaje de Nixon a China en 1975. Es muy importante, sin duda; un gran triunfo diplomático de Obama, y un respiro oportuno para el sistema socialista que hace rato perdió la ayuda de Moscú y empieza a sentir el agotamiento de la ayuda chavista.

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