Como no podía ser de otra manera, el anuncio de la postulación de Barranquilla como aspirante a la sede de los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe en 2018 despertó toda suerte de manifestaciones de apoyo, evidenciadas en una ronda de aplausos disfrazada de rueda de prensa. No cabe duda que juntar el poder aglutinador del deporte con el siempre vendedor discurso de la reivindicación regional genera réditos mediáticos. Se viste rápido y se paga igual la camiseta china estampada con prisas encima de la manga larga de marca, y para la foto todos salen unidos alrededor de una idea tornada como incuestionable. El que se oponga es cachaco, obvio.
Cachaco no soy, y seré de los primeros en comprar boletas si lo de la sede florece. Sin embargo, pasada la calentura inicial en medio de esta semana de supuesta tranquilidad, tal vez resulte conveniente revisar la letra menuda del estampado.
Un anuncio de esa magnitud lleva intrínseco el desarrollo y socialización de un proyecto que lo explique; mismo que debería incluir estudios detallados de pertinencia, factibilidad técnica y financiera, impacto y retorno. El ‘deber ser’ indica que este proyecto debe realizarse con anterioridad al anuncio de la postulación, de manera que se convierta en garantía de seriedad a la vez que hoja de ruta. Salir ahora a las volandas a realizarlo no es responsable por el riesgo del sesgo con que arranca, aunque peor será quedarse sin hacerlo. En esta contradicción de escenarios se reproducen declaraciones con mucho de pasión y poco de reflexión.
Décadas de atraso y abandono en la infraestructura deportiva local son más atribuibles a la desidia de una sempiterna, repetida y enquistada dirigencia antes que a la falta de un evento del que ser sede. Esa ausencia de compromiso, que por supuesto no es atribuible únicamente a esta Administración, no puede maquillarse ahora con expresiones como “aprovechar la oportunidad” para forzar el compromiso del Gobierno central con la ‘novia’ en época electoral. Produce algo de temor el imaginar un cheque en blanco para gastar pronto entregado a los mismos que tienen casi paralizada a media ciudad; todo en aras de cumplir con una fecha no sustentada en un proyecto previo. Con el historial de interventorías laxas y excusas a las que acudir es claro que el riesgo existe, y no es otro de que todo se haga como generalmente se ha hecho.
Como también resulta simpático, o si se quiere perverso, ver a la dirigencia unida en pos de tan loable meta al tiempo que nuestros deportistas pasan el sombrero para poder asistir a competencias de nivel aquí y afuera. Supone uno que Ligas en su mayoría pobres y que sobreviven gracias al mecenazgo de unos cuantos valientes preferirían el desarrollo de políticas deportivas claras y sostenibles antes que otra cosa. Supone uno, porque puede que lo que después quede sean moles vacías de cemento y maderamen.
Como anuncio, chévere. Nos distrae un poco de lo importante y les da a ellos un respiro. A ver si ese anuncio lo acompañan pronto de un proyecto que convenza, que se sostenga y, sobre todo, que evidencie planificación y del que nos apropiemos todos. Si ello implica aplazar las ganas 4 años más, pues bueno. Mejor luego y bien que ya y mal. Y si no creen, vayan a dar una vuelta por Brasil.
@alfredosabbagh
asf1904@yahoo.com