Lamento decirlo pero Alexis Mendoza nuevamente estuvo desacertado y demorado en las sustituciones y por poco Junior se pierde la dicha de clasificar a la semifinal de la Liga, ayer en Bogotá. El primer paso para el derrumbe rojiblanco en el partido ante Millonarios fue sacar a James Sánchez, el mejor volante de marca rojiblanco disponible.
La salida de James le hizo perder recuperación y manejo a los tiburones, que recibieron cuatro goles en 14 minutos sin que se tratara de evitar esa situación con alguna modificación desde el banco. Era evidente que ‘Manga’ Escobar estaba volviendo ropa de trabajo a Iván Vélez. Jesús Murillo entró a taponar la filtración cuando ya todo estaba inundado con un 4-1.
Afortunadamente el espíritu del ‘Pibe’ Valderrama se apoderó de Jorge Arias, a quien todos creíamos expulsado. El defensa, como si fuera un ‘10’, puso un fino y profundo pase que Vladimir Hernández no desaprovechó. Junior pasó de la decepción a la felicidad gracias a ese momento de inspiración y a las manos providenciales de Viera, que ya se había lucido con su histórico tiro libre en el partido de ida.
Alexis justificó la salida de Sánchez por la amarilla que tenía. Luis Narváez también estaba amonestado. Los volantes de marca deben acostumbrarse a jugar con tarjetas encima.
Mi columna suena aguafiestas, pero en medio de la gran alegría que me produce el avance del equipo, tengo que recalcar en esas fallas para ver si por fin se corrigen de cara a lo que viene. Sé que casi todo lo de Junior es sufrido, pero aprendamos ya la lección.