El ser humano es libre de tomar sus propias decisiones, pero después debe asumir sus consecuencias. Esto lo digo porque no era Paiva el que debía patear el penalti contra Medellín sino Báez. Y Paiva lo pateó y el arquero Chaux lo tapó privando al Junior de Barranquilla de una victoria merecida que debió ser, incluso, cómoda por el trámite del juego.

Volvimos a ver al Junior del comienzo de la Liga, con sus problemas defensivos sí, incluso jugando con tres defensores en el fondo, pero dominando y montado en el rival.

Paiva debe entender que él ya no es un niño, que tiene 28 años, que ya ha jugado en Paraguay, Venezuela, Brasil, Chile y Colombia para seguir teniendo comportamientos infantiles cuando lo sacan del juego, cuando patea penaltis y no los anota o porque está lloviendo.

Esa cara de enojo siempre, esas lágrimas, ese esconder la cara entre la camiseta cuando llega al banco, no es saludable ni para él, ni para el grupo, ni para su técnico, ni para nadie.

Lo que debe hacer es aprender de los errores. Pero para poder hacerlo debe madurar ya. No vamos a ver a un niño eterno enfundado en un cuerpo de adulto. Ese lloriqueo y esas tensiones lo perjudican más.

En Junior ya marró penalti ante América en Copa Sudamericana y el equipo fue eliminado a pesar de los dos goles que él marco y ante Bucaramanga y Medellín en Liga.

Debe entender “el niño” Paiva que el penal que no anotó ante América costó un millón de dólares y más, y que en Liga su compañero Titi anotó dos penaltis, a los 87 y 90+12 minutos, para salvar un partido que se estuvo perdiendo 1x0 con Bucaramanga, desde los 14 del segundo tiempo, después que 4 minutos antes usted había fallado uno. Y, ahora, ante Medellín otra vez.

Que nadie está exento de no convertir un penalti es cierto. Pero, cuando pasa recurrentemente debes trabajar para mejorar, no para llorar. Y, sobre todo, cumplir lo que el entrenador ha dispuesto.

No soy amigo de las corazonadas, de escuchar decir, a quien debía patear, “es que él me dijo que se sentía con confianza”. No Báez, confianza debió tener usted para decirle que la disposición de su técnico era que el designado era usted. Porque tanta responsabilidad tiene Paiva que lo pateó, como usted que lo permitió.

Y “niño” Paiva, no más pataletas. O que le contraten una nana…