Si me preguntan qué quiero que mi hija Victoria sea cuando crezca, solo les podré decir que espero que sea una buena persona y una mujer feliz.
Considero que una de las grandes dichas en la vida del ser humano es contar con el apoyo y la compañía de buenas personas. Sin embargo, son muchos los casos en donde nos vemos desilusionados y decepcionados por las actuaciones de personas a nuestro alrededor, que pensábamos nos tenían aprecio y que resulta que se dejaron llevar por envidias, rabias, celos, etc.
Contar con personas buenas, reales y genuinas en tu vida es un regalo; a lo largo de la vida, empezamos a entender que no es la cantidad sino la calidad de personas a tu alrededor lo que influye en tu bienestar emocional.
¿Qué hace que un individuo sea una buena persona?
Las buenas personas son individuos cuyos principios y valores se basan en el amor y en el respeto, son personas que disfrutan y celebran el éxito de los demás y, que a pesar de que puedan sentir sentimientos condicionados por el miedo (ej.: la envidia), lo aceptan sin dejar que dichas emociones tóxicas determinen sus acciones.
Los buenos seres humanos son capaces de manejar sus miedos y ansiedades sin tener que pisotear al otro para sentirse mejor, y de confiar en los demás y de ver y valorar el lado bueno que todos tenemos. Contar con personas buenas implica sentirse apoyado y apreciado.
De ninguna forma intento expresar que las personas buenas son perfectas; por lo contrario, pueden cometer errores, fallas e incluso hacer daño. Es naturaleza del ser humano ser imperfecto, ser bueno no significa complacer y satisfacer a todo el mundo. No implica entregarse incondicional e indiscriminadamente a los demás, a pesar de que muchos no merezcan dicha entrega de tu parte. Ser bueno no es sinónimo de ser bobo; un buen individuo sabe poner límites con los demás, sabe pedir perdón, tiene libertad en sus decisiones y conducta, y se ama y respeta .
Relacionarte con los demás poniéndote innumerables máscaras y defensas, no hará que las personas te quieran más; relacionarte de forma genuina, conectándote con tu esencia y siguiendo lo que dice tu corazón, hará que establezcas vínculos sanos con los que te rodean y con los que quieres.
Vivimos y nos relacionamos en una sociedad individualista que fomenta ser competitivos. Sin embargo, las relaciones no son un juego de ganar y perder, sino uno en donde hay que sentir bienestar y disfrutar. La competitividad se debe reducir a las áreas en donde se requiera; si siempre se va a estar en contra de alguien no puedes estar con esa persona, ya que es el verdadero y genuino encuentro en donde te podrás relacionar tal y como eres.