La animosidad centenaria entre musulmanes sunitas y chiitas ha encendido gran parte de Oriente Medio en los últimos años, causando violencia y guerras civiles en Siria, Irak, Yemen y otros lugares, así como una crisis masiva de refugiados con impacto global. ISIS, la fuente principal del terrorismo radical sunita, continúa extendiendo su terror más allá de Oriente Medio. Mientras tanto, Irán lidera la radical revolución islámica chiita y confiere importantes recursos estatales para la promoción de su ideología hegemónica y radical.
Israel, situado geográficamente en medio de la tormenta en Oriente Medio, sigue siendo un faro de democracia, libertad, estabilidad y seguridad. Sin embargo, no se puede ignorar la agitación en curso más allá de sus fronteras. En las últimas semanas, un volátil Oriente Medio dio paso a una serie de acontecimientos alarmantes:
En primer lugar, en un despliegue de la agresión, en enero, Irán probó varios misiles balísticos con capacidad nuclear en violación directa de sus compromisos internacionales. El régimen iraní emitió nuevas e inquietantes llamadas a la violencia contra Israel, mientras que Hezbolá, su representante en el Líbano, emitió nuevas amenazas para atacar a Israel, incluida una amenaza de bombardear una planta química en Haifa, al norte de Israel.
Luego, el 8 de febrero, una célula de ISIS que operaba en la Península del Sinaí en Egipto disparó cuatro cohetes hacia la ciudad sureña israelí de Eilat. Tres de los cuatro cohetes fueron interceptados por el sistema de defensa Cúpula de Hierro, mientras que el cuarto cayó en un área abierta.
Finalmente, el 13 de febrero, Hamás, la organización terrorista que controla la Franja de Gaza, proclamó al terrorista convicto Yahya Sinwar (declarado por el Departamento de Estado como un Terrorista Mundial Especialmente Designado) como su nuevo líder en Gaza, reflejando un mayor dominio de la línea militante dentro de su régimen.
Frente a estas amenazas, Israel está desplegando todas las medidas defensivas necesarias para proteger a sus ciudadanos. También está fortaleciendo su red de alianzas y cooperación con socios globales, antiguos y nuevos, al tratar de enfrentar el terrorismo islámico radical y promover una agenda de seguridad y paz para todos los habitantes de la región.
A la cabeza de esta lista se encuentra, por supuesto, Estados Unidos. Israel continúa compartiendo inteligencia, tecnología y experiencia con su aliado estadounidense.
Oportunidades de cooperación también se están desarrollando en el Medio Oriente, ya que los Estados árabes sunitas moderados reconocen cada vez más sus intereses compartidos con Israel. El primer ministro Netanyahu hizo referencia a este cambio histórico recientemente en Washington, diciendo que las potencias árabes "no nos ven más como su enemigo, sino que, cada vez más, nos ven como su aliado contra la amenaza común. Esto nos permite una mayor aproximación y también puede ayudar a abrir vías para la paz".
La amenaza común más urgente es Irán. Más recientemente, el ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, Adel bin Ahmed Al-Jubeir, identificó a Irán como "el mayor patrocinador estatal del terrorismo en el mundo" e instó al mundo a contener a Teherán.
Irán apoya activamente y financia organizaciones terroristas como Hezbolá y Hamás. Recluta, arma y entrena a milicianos en Siria, Irak, Yemen, Líbano y otros lugares, enviando tropas a Siria para sostener el brutal régimen de Bashar al-Ásad. Fortalecido con nuevos fondos tras el levantamiento de las sanciones a través del acuerdo de Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés) Irán ha incrementado el apoyo a sus agentes. Además, las perspectivas de un Irán con armas nucleares en un plazo de 10 a 15 años cuando expire el Plan Integral de Acción Conjunta resultarían catastróficas tanto para la seguridad regional como global.
Dado el orden actual, y con el pragmático campo árabe acercándose hacia Israel, nosotros y nuestros vecinos estamos dispuestos a coordinar asuntos de interés común, para fortalecer los lazos económicos y, quizás a lo largo del tiempo, para tender puentes de entendimiento mutuo y reconocimiento. Esta nueva dinámica conlleva la promesa de un renovado impulso en el frente palestino también: los líderes árabes están en una posición única para ayudar a los dirigentes palestinos a reanudar las negociaciones y llegar a un compromiso realista con Israel. Los palestinos tendrían mucho para ganar alineándose con el campo árabe moderado, y mucho que perder si continúan su actual trayectoria de rechazo a las conversaciones de paz con Israel, y apoyando la retórica extremista y la violencia.
Israel fomenta e incluso siente un renovado optimismo por los cambios positivos en sus relaciones con los vecinos árabes, así como por los lazos cada vez más fuertes con Estados Unidos y otros aliados tradicionales. Frente a la necesidad compartida de enfrentar las ambiciones nucleares de Irán y frenar la tendencia del terrorismo radical islámico, estamos trabajando no sólo para enfrentar las amenazas a nuestros intereses comunes, sino también para aprovechar la oportunidad que esta colaboración ofrece para promover la paz, la estabilidad y la prosperidad en toda la región y más allá.