En medio de esa falsa moral que ha caracterizado al grupo guerrillero, las Farc, como es costumbre, niega la existencia de una política del grupo basada en la violencia sexual. Ante las investigaciones que fueron ventiladas recientemente por ex fiscal general encargado Jorge Perdomo, donde se establece la violencia sexual como un patrón en el reclutamiento de menores por el grupo, Iván Márquez mostró con claridad su postura de negación ante un hecho patente dentro de sus dinámicas de guerra. Al establecer que la existencia de una política de violencia sexual emanada de la dirigencia guerrillera “es un delirio algorítmico” de Perdomo, se abre el debate sobre la sinceridad y la garantía al derecho a la verdad con las que serán tratadas las víctimas de violencia sexual en la Jurisdicción Especial para la Paz.

Según el informe presentado por la Fiscalía, de 232 casos de menores que fueron objeto violencia sexual, un 92% son mujeres, a lo que hay que sumarle la conocida práctica de planificación reproductiva forzada, el aborto forzado y los terribles procedimientos de legrados, que han sido considerados por la Corte Constitucional como casos de violencia sexual contra la mujer. Todas estos hechos, que sin lugar a duda deben ser uno de los ejes centrales en el debate jurídico que se llevará a la Jurisdicción Especial de la Paz, constituyen un tema tabú para la guerrilla, que más allá de su retorcida moral, merecen ser abordados con toda la severidad como un crimen de lesa humanidad independiente a la consecución de otras conductas típicas.

La falsa idea de que la ‘mujer fariana’ cedió sus derechos reproductivos y sexuales a favor del grupo es un sinsentido a la luz de un Estado constitucional donde el cuerpo, los derechos y libertades fundamentales no son susceptibles de comercialización o cesión ¡Ni más faltaba! Por lo que si se pretende llevar esta absurda doctrina a los estrados judiciales para esconder los patrones de violencia sexual ejecutados por este grupo armado se deberá procurar la garantía de la verdad sin esquivos y hablarse de los casos de violencia sin eufemismos ni excusas.

Tal como quedó escrito en un reciente análisis de VerdadAbierta.com sobre la violencia sexual como política de las Farc, la coerción sobre el cuerpo de las mujeres que hacían parte de las filas del grupo es tal, que la voluntad para consentir cierto tipo de relaciones sexuales es en la práctica nula, como se evidencia en testimonios de mujeres que tuvieron que acceder a tener relaciones sexuales con comandantes del grupo por temor a su perder su vida.

La violencia sexual ha sido un arma de guerra donde las mujeres y los menores resultan ser el grupo más vulnerable, y si se quiere lograr la reivindicación y la no repetición de estas conductas lo primero que deberá lograrse es el reconocimiento de las Farc de una política interna donde la mujer fue sometida a toda clase de conductas que vulneraron sus libertades y derechos, y que en el lenguaje jurídico se traducen en crímenes de lesa humanidad de violencia sexual.

@tatidangond